La responsabilidad, obviamente por la fuerza numérica que tiene, recaería en Morena y la fuerte opinión que puede emitir Claudia Sheinbaum, como heredera del bastón de mando para tomar decisiones en las 16 gubernaturas del 2027. Sin embargo, no hay que desestimar la capacidad de maniobra que tiene el PVEM y PT, como aliados de la coalición Seguimos Haciendo Historia. Desde luego, uno de los mecanismos que arrojará un primer indicio será la encuesta que, por ende, es uno de los criterios que marcan los estatutos del partido. Otro aspecto, claro está, es el consenso o la negociación que, en medio de esa disputa que podemos ir aludiendo, puede servir para sellar una alianza en todas las entidades. Eso significa que, como tal, será un acuerdo político entre las dirigencias las que oficialicen a los protagonistas que, sabemos, será equitativo entre hombres y mujeres para formalizar el listado definitivo.

Desde luego, la esencia del movimiento para la toma de decisiones recae en el grueso de la población; sin embargo, la otra cara de la moneda, ante la polarización o la crispación interna, será la negociación tras bambalinas. En San Luis Potosí, por ejemplo, hay metodologías que ponen muy parejo el juego si Morena y PVEM decidieran ir solos. Eso complicaría el triunfo para la causa del lopezobradorismo porque se fragmentaría el voto. Pasó en Coahuila hace cuatro años por no llegar a un consenso. Eso, al final de cuentas, allanó el camino para que, sin problemas, ganara el PRI la gubernatura. Eso, en efecto, puso en jaque los acuerdos pactados para la elección presidencial del 2024. Para tal efecto, ha trascendido, la presidenta constitucional no quiere, dentro de esta alianza, disputas internas que puedan, ante la inconformidad, generar turbulencia a sabiendas de lo que se jugará.

Esto nos hace pensar, ante la lógica de lo que aconteció en el legislativo federal con la reforma de nepotismo que se alargó, que el Partido Verde Ecologista, tal y como pasó en 2021, encabece la candidatura para la gubernatura en SLP. Eso, está más que claro, pinta para que nos existan cambios, sobre todo por todas las propuestas de modificación de reforma al marco constitucional que vienen en puerta. Aunque eso depende de la voluntad de las tres dirigencias, podemos ir augurando que este panorama culminará con la designación de un perfil del Verde para refrendar el triunfo electoral en San Luis Potosí. Eso por supuesto que es posible, sobre todo, por la fuerza que logró consolidar el PVEM. La importancia de ello, evidentemente, le da margen de maniobra para negociar esa entidad y muchos distritos federales de ese punto crucial que domina Ricardo Gallardo Cardona.

Ese mismo criterio, también por el poder político que ha ido acumulando el Partido del Trabajo, le permitirá, en un determinado momento, levantar la mano para encabezar una de las 16 entidades federativas que se jugarán. Mucho se ha ido especulando de esa situación, específicamente por la labor de base que tiene a lo largo y ancho del país. Tiene, al igual que Morena y PVEM, perfiles altamente competitivos en cada uno de los territorios. De hecho, el PT, en especial por el caso de San Luis Potosí, pedirá cancha pareja. No sería un caso distinto, sino estaríamos hablando de equidad en la contienda el pedir encabezar una gubernatura para uno de los partidos que, en décadas, ha sido clave en la construcción del triunfo histórico del 2018. Entonces, como un acto de sensatez y como una correspondencia a la fidelidad, Morena puede ceder ese espacio de participación al PT.

De las 16 gubernaturas que estarán en juego, por lo menos, dos pasarían a manos de los aliados de Morena. Para San Luis Potosí, está claro, encabezará la candidatura el Partido Verde Ecologista de México. Y para el PT, una de las opciones por la cercanía que tiene Alberto Anaya, presidente nacional del PT, sería el estado de Michoacán. Eso, como tal, es una opción que se ha manejado en los círculos más cercanos de la propia dirigencia del lopezobradorismo, máxime porque los aspirantes de Morena al Solio de Ocampo, desde ahora, enfrentan una batalla sin cuarteles, como pasó hace casi cuatro años con la rebelión de Cristóbal Arias Solís, en aquel entonces senador de la república, que, con un reto titánico, se puso la camiseta de la expresión Fuerza por México. Precisamente eso, a estas alturas, es lo que busca evitar la misma Sheinbaum en coordinación con Luisa María Alcalde.

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Y precisamente por eso, Morena, en un acto de justicia por el poder político que representan el PVEM y PT, tienen grandes posibilidades de conceder candidaturas a la gubernatura. El Verde, por ejemplo, hará gala en San Luis Potosí. En el caso de Michoacán, y por lo que hemos sido testigos, influirá mucho la opinión de Alberto Anaya para inclinar la balanza a favor de su coordinador de la fracción parlamentaria del PT en San Lázaro. Se habla de él para encabezar la alianza en tierras purépechas. Eso, al parecer, es un tema que se podrá analizar no en la encuesta, sino en el consenso para sellar la coalición Seguimos Haciendo Historia, sobre todo si la postura es la democracia participativa en este bloque que, de no ser así, sería un punto de quiebre para las propias reformas constitucionales. Por eso vendrá, en esa lógica, el diálogo y la negociación.

No estamos hablando de un despropósito ni algo fuera de la realidad. El PT, en Michoacán, puede llegar a gobernar uno de los puntos cruciales de la lucha democrática del país. Esto sería, además de pluralidad, justicia social para un partido que, en las buenas y en las malas, ha mostrado fidelidad y lealtad a la causa de la transformación. El PT, en los hechos, es también la 4T.