Peregrina es una canción romántica, diría cursi, que alude a la historia de amor y pasión entre Felipe Carrillo Puerto y Alma Reed. ¿Quién fue esta misteriosa y bella mujer? Fue una periodista y activista estadounidense. ¿A qué vino Reed a México? Fue enviada por el New York Times a cubrir la devastación y el saqueo de las ruinas mayas en la península de Yucatán.

No únicamente, pero sí de manera notoria, los artículos de esta periodista llamaron la atención del mundo hacia la cultura maya. Desde el siglo XIX, el NYT, ese “pasquín” como lo llamó Andrés Manuel López Obrador, ha publicado textos de algunas de las plumas y pensadores más importantes del mundo. Para no abundar en una lista interminable, simplemente digamos que hasta Karl Marx fue colaborador de este diario.

Es obvio que el papel de los periódicos ha disminuido y que su línea editorial ha cambiado, pero, sin duda, estos medios continúan siendo un referente. Con estos antecedentes, ¿qué credibilidad deberíamos darle al reporte elaborado por las periodistas Natalie Kitroeff y Paulina Villegas, donde afirman que los grupos del crimen organizado buscan aprovechar los conocimientos de estudiantes de química para crear compuestos más fuertes y refinados y, eventualmente, sintetizar los precursores químicos para la fabricación del fentanilo, lo que les permitiría depender menos de las importaciones de China?

Por cuestiones políticas, se entiende que, en público, la presidenta Claudia Sheinbaum minimice este artículo, pero sería importante que le pidiera a su superpolicía Omar García Harfuch, así como a la inteligencia militar y de la Marina, que verificaran los datos.

En los años ochenta, y la presidenta lo sabe bien, todo activista universitario que se respetara aprendía a hacer engrudo y bombas molotov. El engrudo era un elemento indispensable para pegar propaganda. Los alumnos de la Facultad de Química presumían que eran quienes mejor preparaban el engrudo. La verdad no era así. Lo que sí era cierto es que los “orejas” e infiltrados de Gobernación les tenían marcación personal a los activistas de Química y ciencias duras, debido al acceso que tenían a sustancias potencialmente peligrosas en los laboratorios de la facultad.

Las columnas más leídas de hoy

Todos los que tenemos medianas fuentes sabemos que en los corredores de la UNAM y del Poli no sólo circulan historias de reclutamientos, sino de descarados secuestros de maestros y estudiantes. Recuérdese que la realidad siempre supera a la ficción.

Valdría la pena que la sofisticada inteligencia del gobierno hiciera su propia investigación respecto al posible reclutamiento de maestros y estudiantes de química. No simplemente descalificar la noticia, porque, si no lo saben, los campus universitarios, públicos y privados, se han convertido en algunos de los principales centros de compra y venta de drogas, entre ellas las alteradas con fentanilo. Que no se les haga bolas el engrudo. Eso pienso yo. Usted. ¿Qué opina? La política es de bronce.