Solo conozco una persona que es capaz de llenar las plazas públicas de toda la República Mexicana sin estar presente: Andrés Manuel López Obrador.
Y es que los años de lucha, su trayectoria y el papel que está desempeñando en el gobierno federal no dejan duda que es el presidente que los mexicanos quieren tener, que desean que continúe.
Aquí en Veracruz, en la Plaza Lerdo de Xalapa, la capital del estado, personas de todos los municipios llegaron para manifestar su apoyo al hombre que ha sido considerado por millones como el mejor presidente de la historia moderna de México.
Como todos sabemos el próximo domingo 10 de abril tendremos en nuestro país un ejercicio democrático inédito: la consulta de revocación del mandato, es decir, el próximo domingo podremos decidir si López Obrador continúa o no siendo el presidente de los mexicanos.
Para esta consulta se instalarán 57 mil 516 módulos en todo el país, de los cuales 300 son para personas que no pueden acudir al que les corresponde.
¿Habíamos visto algo similar en gobiernos anteriores? No.
Pero Andrés Manuel es un presidente demócrata y propone que los ciudadanos decidan si se va o se queda.
Y se va a quedar.
Lo visto ayer en la Plaza Lerdo de Xalapa fue solo una muestra del cariño, respeto y admiración que le tiene el pueblo.
De chile, mole y pozole...
En la verbena popular de ayer vimos muchos protagonistas de la esfera política.
Ahí sentado estaba el gobernador Cuitláhuac García Jiménez muy sonriente y acompañado de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, quien siempre se deja ver cuando de apoyar al presidente se trata.
Por supuesto había alcaldes, diputados locales y federales, regidores, en fin, de chile, mole y pozole pues era una fiesta de la democracia, una fiesta de apoyo.
No hubo protagonistas, todos eran espectadores porque el único festejado estaba ausente y con seguridad, feliz.
El negrito en el arroz…
Como en todo, no faltó el negrito en el arroz.
Sé que los inconformes, vociferadores, amarguetas y malquerientes juran por la salvación de su alma que todos fueron acarreados, pero no, lamento aclararles, nada que ver.
Desde temprano di mis vueltas a los puntos de reunión, de donde la militancia saldría rumbo a la ciudad de Xalapa.
El primer detalle no me gustó: les habían mandado camiones viejos, urbanos, sin aire acondicionado, sin ninguna seguridad.
Ahí saludé a niños, a adultos mayores e incluso a un militante que iba en silla de ruedas. Todos sin recibir un centavo, por su propio pie y reunidos a través de grupos de whatsApp.
El que lo dude, lo puedo probar.
La gente va feliz porque está convencida, porque quiere al presidente, porque está de acuerdo con su proyecto. Punto.
No busquen donde no hay.Incluso las gorras y las mantas que llevaron las mandaron a hacer ellos mismos, con sus recursos.
Pero no todo lo que brilla es oro.
Cuando era hora de regresar los choferes no estaban, otros andaban de fiesta, y lo más grave: uno de los camiones viejos se quedó sin frenos, poniendo en riesgo la vida de quienes viajaban.
Tan es verdad que iban por su propia cuenta y riesgo que vivieron las de Caín y Abel para llegar a su casa. Y nadie de Morena los apoyó.
Vendría bien más respeto y cuidado a la militancia. ¿Se imaginan un accidente?
Por cierto...
Los que sí me parecen “maiceados” o al menos muy mal informados son algunos medios de comunicación.
Leí en El Universal una nota que decía que Cuitláhuac presumía que 30 mil personas marcharon en Xalapa para apoyar a AMLO.
Según dice, el evento de ayer en la capital del estado fue posible gracias a que el gobernador acarreó a funcionarios y militantes.
Claro que no.
Ignoro, debo admitir, si algún funcionario menor pasó billetes debajo de la manga o les compró refrescos y tortas a los militantes, pero la verdad lo dudo. Al menos los que se fueron de aquí llevaban las manos vacías.
Dije en otro momento que la frase de “primeros los pobres” estaba ya bastante echada a perder porque no falta el oportunista que solo saca provecho.
Las movilizaciones, como las de ayer, siempre son precarias porque se aprovechan de la gente que le pone el corazón al proyecto de Andrés Manuel.
Y no se vale.
Lo que ocurrió ayer, los riesgos que corrió la militancia porteña es un claro aviso de que se deben poner las pilas y atender en serio a la gente porque gracias a ellos están ahí cobrando un salario y llevando agua a su molino. Hablo, sí, de funcionarios menores.
Cuiden a quien los llevó hasta donde están y no echen a perder los años de entrega y el amor que ha desbordado hacia su pueblo el presidente.
Si Morena pierde terreno, no es por Andrés, claro que no.
Es por la pichicatez, la mezquindad, la avaricia y malas mañas de muchos que ya se creen intocables. Ojalá respeten a los demás y si no, ellos sí que se vayan.