Por El Pordiosero
El informe de un vigilante arrepentido de haber aceptado una “mordida” para hacerse el disimulado por la salida no registrada de un cargamento de vacunas para consumo humano producidas ilegalmente en la Productora Nacional de Biológicos Veterinarios (PRONABIVE) de la Secretaría de Agricultura, puso al descubierto intentos por minimizar lo que parece ocultar una corrupción de proporciones desconocidas.
El 6 de diciembre, el vigilante Juan Ramón Marrufo García, informó que a las 5:36 de la mañana, ingresó en su vehículo Jorge Vilchis -su nombre completo es Jorge Alejandro Vilchis Gómez, adscrito a la Dirección Industrial-. Al hacer su rondín, se percató que “estaba metiendo cajas en su auto”, y que este al darse cuenta se dirigió hacia él “para decirme que me hiciera que no vi nada y me dio un billete de $500.00 para quedarme cayado (sic), lo cual agarré”.
De inmediato en su informe señaló: “confieso que no me deja tranquila mi conciencia y prefiero decirlo que quedármelo, porque si llegan a enterarse que falta algo en la empresa, no quiero se cómplise (resic)”.
En la parte final, el vigilante escribió que otro trabajador al que solo identifica como Ricardo Yael -sus apellidos son Islas Romero-, ayudó a Vilchis Gómez a pasarle las cajas.
En el acta administrativa que se levantó el mismo día de los hechos, el titular de la Unidad Jurídica de PRONABIVE, Juan Carlos Oliveros Urbina, le preguntó al dueño del vehículo si sabía el contenido de las 11 cajas que pretendía sacar. “Por lo que vi vacuna”, respondió.
En otra pregunta, Jorge Alejandro Vilchis Gómez dijo que quien le pidió que sacara las cajas de PRONABIVE, fue Filemón Reza Flores, jefe del Departamento de Procesos Finales. En el acta se incluyeron fotografías de las capturas de pantalla de mensajes de whatsapp.
La vacuna estaba liofilizada e iba en frascos de 5 ó 3 mililitros y el dinero que entregó al vigilante para que no diera parte que pretendía sacar cajas de la empresa desconcentrada de la Secretaría de Agricultura, era del jefe del Departamento de Procesos Finales, a quien le haría un favor por aprecio y por haberlo ingresado a trabajar.
Las contradicciones en la declaración son evidentes: pese a que se agregaron copias de las conversaciones en whatsapp de un día antes de los hechos en las que en efecto recibe indicaciones de las cajas que debía sacar, en otra parte sostiene que el mismo día Reza Flores le dio el dinero para el vigilante.
En otra acta administrativa levantada dos días después, se asentó que las funciones del jefe de ese departamento son “organizar y dirigir los programas de envasado, liofilizado, etiquetado y acondicionado de los productos que se elaboran en la Entidad (sic) para su presentación final mediante los procesos productivos de calidad requeridos”.
Vilchis Gómez admitió que en realizó envasado, liofilizado y engargolado, el cual realizó en dos ocasiones en sábado, por instrucciones de Reza Flores. El material que utilizó, dijo, “todo ya venía formulado”.
Incluso reconoció que “a veces”, unas tres, encharoló, a preguntas de la directora industrial.
La Productora Nacional de Biológicos Veterinarios se encarga de la producción de vacunas para animales. Su actual director general es el médico veterinario zootecnista Igor Francisco Romero Sosa, con más de 50 años de experiencia en sanidad animal en dependencias públicas, señala su biografía.
La Secretaría de Salubridad había determinado que PRONABIVE no era factible para la producción de vacunas para humanos. Sin embargo, se tiene la certeza que las vacunas que contenían las 11 cajas que pretendían ser sacadas ilegalmente, eran factor de transferencia para humanos, así como de un medicamento para varices.
En la segunda acta, la directora industrial, Magaly Vázquez Ahuatzin, manifestó que de acuerdo con una búsqueda en internet, en el proceso utilizaron polidocanol, definido como esclerosante vascular, así como factor de transferencia.
Las cajas eran 8 grandes y 3 pequeñas, con frascos que se diferenciaban por el color de la tapa en azul y verde. De ser las vacunas que se cree, se calcula que tienen un valor de mercado superior a 3 millones de pesos. Según indicios, iban a ser entregadas a un médico de un hospital privado.
Incluso, es del conocimiento de funcionarios y trabajadores de esa empresa, que por decisión de la directora Industrial, Vázquez Ahuatzin, se hicieron modificaciones de las instalaciones disfrazadas de remodelaciones, para no convocar a licitaciones publicas.
El Departamento de Procesos Finales depende de la Dirección Industrial, cuya titular es la ingeniera Vázquez Ahuatzin. También ella maneja las cámaras del circuito cerrado del laboratorio.
Es inexplicable que la producción de esas aparentemente vacunas no haya sido detectada, debido a que solo el proceso de liofilización tarda por lo menos 24 horas, además que deja muestras en mangueras fácilmente detectables.
Adicionalmente, los frascos que contenían las vacunas, debieron ser lavados y esterilizados. Es decir, fue un proceso de por lo menos unas 30 horas.
Las irregularidades son tantas, que al parecer se encontró un pequeño almacén alterno en el que fueron encontrados una enorme cantidad de frascos, tapas y material diverso. La Dirección Industrial, según esto, no lo había detectado.
Pese al sigilo con que el asunto se maneja, se sabe que la Fiscalía General de la República inició la carpeta de investigación FED/CDMX/SPE/0006619/2022 aparentemente por robo. De ser cierta la versión, parecería que se pretende evitar que el caso trascienda, pese a la comisión de diversos delitos.
Incluso al parecer la intención es liquidar en términos de ley a Filemón Reza Flores y a Jorge Alejandro Vilchis Gómez.
En el acta administrativa, quien era jefe del Departamento de Procesos Finales -desde el 9 de diciembre no se presenta a PRONABIVE - se hace referencia a una cubeta de lactosa monohidratada (lote 160010-0922) que supuestamente se había perdido. Según Reza Flores, la subieron a su oficina porque el ingeniero Luis Bojórquez -ex director Industrial de PRONABIVE - le solicitó una información.
Pronabive se localiza en la calle Ignacio Zaragoza, Colonia Lomas Altas, en la alcaldía Miguel Hidalgo.
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