El pasado lunes la periodista María Scherer de Latinus entrevistó a Enrique de la Madrid Cordero. En ella, el priista expresó nuevamente su intención de buscar la candidatura presidencial de la alianza PRI-PAN-PRD para los comicios de 2024. De acuerdo con la encuesta de MetricsMX, registra apenas alrededor un 10 por ciento de la intención de voto, lo que le sitúa por debajo de Ricardo Anaya.
¿Quién es Enrique de la Madrid? El político es quizá mejor conocido por ser hijo del expresidente Miguel de la Madrid Hurtado, quien gobernó el país durante los años ochenta y quien dio inicio al periodo neoliberal, más tarde llevado a su cenit por Carlos Salinas de Gortari.
Esta es quizá la principal debilidad de De la Madrid: ser hijo de un presidente escasamente popular, quien no es bien valorado por la historia de México, que es considerado como un jefe de Estado débil, quien no fue capaz de sacar adelante en solitario a nuestro país tras el terremoto de 1984, y peor aun, de haber supuestamente solapado el fraude electoral de 1988.
Sin embargo, Enrique de la Madrid ha sido capaz de formarse una carrera propia, medianamente alejado de la sombra de su padre. A lo largo de las décadas, el priista ha desempeñado cargos como diputado federal, Director General de Financiera Rural, Director general del Banco de Comercio Exterior, y más recientemente, como Secretario de Turismo bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto.
En su carrera por la presidencia de México – y así lo expresó en su entrevista a Latinus- De la Madrid pugna por el forjamiento de una unión inclusiva que sea capaz de alejar las diferencias partidistas y de solidificar las identidades que hoy día comparte la alianza tripartita (en palabras del propio De la Madrid): una economía de mercado regida por el Estado (en contraste con las economía estatista de AMLO) la defensa de las libertades individuales, el respeto hacia la democracia, la defensa de los órganos electorales y la atracción de la inversión extranjera como medio para el crecimiento económico; una vía que permita, a la vez, una mayor recaudación, y con ello, impulsar una educación de calidad y combatir la pobreza.
Desafortunadamente, Enrique de la Madrid no es personaje popular. El estigma de su apellido, su personalidad y su ausencia de talante político en las plazas públicas parecen obstaculizar irremediablemente su camino hacia la Presidencia de México.
En su intervención con María Scherer, el ex funcionario señaló que el eventual candidato de la alianza deberá ser modelado de acuerdo a un “ideal de jefe de Estado”. He allí, en mi opinión, el costosísimo error de percepción que puede hacer ganar a Morena la presidencia en 2024. Hacia donde los aliancistas deben mirar no es “cómo debe ser un presidente” sino hacia “cómo debe ser un candidato que pueda ganar en México”.