Este domingo el eficaz presidente de El Salvador, Nayib Bukele dio a conocer a través de sus redes sociales que 238 miembros de la banda terrorista venezolana El Tren de Aragua, habían arribado a su país junto con 23 integrantes de la también pandilla terrorista denominada Mara Salvatrucha. Esto como parte de la campaña iniciada por el presidente Trump para combatir a las organizaciones que el primer día de su administración declaró como terroristas.

Es destacable que estas expulsiones se produjeron a pesar de que un juez federal había ordenado a la administración no invocar la ley “del enemigo extranjero” como base para sacar del país en forma expedita a estos facinerosos centro y sudamericanos. El presidente Bukele informó también que los detenidos habían sido remitidos al denominado ‘Centro de confinamiento de terroristas’ por un año, plazo que aclaró, podía extenderse. Lo anterior, en el marco del acuerdo pactado con el secretario Rubio para albergar a 300 migrantes a un costo de 6 millones de dólares.

El propio secretario Marco Rubio, quien se ha convertido en una de las figuras centrales del hemisferio, tras estos acontecimientos calificó al presidente Bukele como el líder en seguridad más firme de la región.

El día anterior, el juez de distrito de Columbia, James Boasberg, ordenó una suspensión por 14 días a las deportaciones instruidas por el presidente Trump, argumentando que la ley invocada por este era muy antigua, sin embargo, la misma está vigente desde 1798 y ha sido usada durante toda la historia norteamericana para expulsar extranjeros enemigos sin respetar sus derechos procesales. El presidente Trump, en el marco de sus facultades constitucionales declaró que la organización llamada el Tren de Aragua amenazaba con realizar una incursión destructiva contra el territorio de los Estados Unidos, ordenando en forma inmediata, que todos los venezolanos con más de 14 años de edad, que sean miembros del Tren de Aragua y no estén naturalizados o sean residentes legales, sean detenidos, asegurados y expulsados como enemigos extranjeros.

La dictadura de Maduro se pronunció a través de un comunicado, rechazando la decisión norteamericana por considerar que evoca “los episodios más oscuros de la historia humana”.

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Estos hechos deben ser una señal clara de que la administración Trump está decidida y preparada para utilizar todos los recursos a su alcance con objeto de garantizar la seguridad de los norteamericanos en su territorio y fuera de éste. Aparte del Tren de Aragua y la Mara, fueron también declaradas como organizaciones terroristas los cárteles mexicanos.

La decisión de Trump se funda en una visión que comparte con buena parte de sus electores, del riesgo inminente y constante que estas organizaciones implican para su pueblo.

Acostumbrados estamos a que los F18, los misiles Tomahawk o las poderosas flotas norteamericanas ataquen con contundencia países de Oriente Medio o de Europa Central que consideran se oponen a sus intereses pero, poco acostumbrados estamos a que las parvadas de criminales, bandas de comunistas y declarados enemigos de los Estados Unidos con nombres y apellidos hispanos, sean los sujetos de estas acciones; sin embargo, es evidente que el campo de acción del primer ejército del mundo y su poderosa marina y fuerza aérea, están cambiando el teatro de operaciones: el despliegue primero del emblemático porta aviones Nimitz en aguas internacionales, frente a las costas mexicanas, fue la primer señal de esta decisión que implica a los ya referidos terroristas (mayitos, chapitos, menchos y otros).

El constante sobrevuelo de aviones espía se vio reforzado el fin de semana con la orden emitida por el comando norte al destructor de misiles guiados de la clase arleigh burke uss gravely para que iniciara inmediatas operaciones en aguas internacionales frente a México en respuesta a la orden ejecutiva emitida para tal efecto por el propio comandante en jefe, Donald Trump, lo que ya no puede ser omitido por los tomadores de decisiones en México.

El general Gregory Guillot, comandante supremo del comando norte de los Estados Unidos, confirmó que: “el despliegue contribuirá a una respuesta coordinada para combatir el terrorismo, la proliferación de armas, la delincuencia trasnacional, la piratería, la destrucción ambiental y la inmigración ilegal por mar”. El mismo alto jerarca del ejército más poderoso del mundo ratificó que el buque partió ya de la estación de naves de guerra de Yorktown para “mejorar nuestra capacidad de proteger nuestra integridad territorial y soberanía”.

En un comunicado el comando norte señaló que este despliegue de fuerza es para mejorar el compromiso para con la nación norteamericana y su seguridad fronteriza (con México). Así mismo, el almirante Daryll Caudle, comandante de todas las fuerzas navales del comando norte de Estados Unidos, señaló que: “este hecho marca una mejora vital en el marco de la seguridad fronteriza de nuestra nación, fortalece la presencia marítima y da ejemplo del compromiso de la marina norteamericana con su seguridad nacional y la protección de su integridad territorial”.

El mensaje, sin espacio para mucha interpretación, establece claramente que Estados Unidos percibe un riesgo para su soberanía e integridad territorial desde México. Es momento de que todo mundo se ponga serio en el juego de la política hemisférica y de que se entiendan los mensajes que, a fuerza de tan seguidos como contundentes, trazan una ruta en la que los cárteles mexicanos son un objetivo cierto e inmediato de los Estados Unidos. Seguramente la retórica oficial disminuirá la importancia de esta serie de pasos que fácilmente pueden derivar en acciones militares unilaterales contra los narcoterroristas que no dejan de convertirse en nota por sus atrocidades contra ambas naciones.

El que tenga ojos que vea.