“En casa de María de Magdala las malas compañías son las mejores”. Eso lo escuché ayer mientras preparaba mi comentario para El Heraldo Radio relacionado con el tracking ClaudiaMetrics y sus coincidencias con la encuesta sobre la presidenta Sheinbaum de Heraldo Media Group.

En internet buscaba estadísticas sobre gobiernos anteriores y saltó por ahí una canción de Joaquín Sabina. La escuché sin prestarle mayor atención hasta que él dijo: “En casa de María de Magdala las malas compañías son las mejores”.

Interesante personaje María de Magdala o María Magdalena, a quien con toda justicia se considera ícono del feminismo. Financió el movimiento de Jesús y fue la primera persona que lo vio a después de su resurrección —nada de eso ocurrió en realidad, pero el relato no solo es bueno, sino ejemplificante—.

No dudo que Sabina tenga razón y que en el domicilio de la Magdalena las malas compañías sean las mejores. Pero aquella ciudad de Magdala está muy lejos de nuestro país. Así las cosas, nuestra presidenta debe tener cuidado con las fotos que se toma. Recomendación de buena fe.

Ante tan altas expectativas relacionadas con su gobierno no está de más sugerir a la presidenta Claudia Sheinbaum evitar las malas compañías. Es bíblico: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres”.

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No fue bien visto por nadie que Claudia se retratara con el pillastre Miguel Ángel Yunes. Ofendió a México que un tipo absolutamente corrupto apareciera al lado de una mujer de principios como la presidenta Sheinbaum: absolutamente honesta, idealista, con un estilo de vida austero, demócrata siempre.

Cito algunas palabras, convenientemente acomodadas por mí, de otra canción de Sabina: “Quisiera hacer lo de ayer pero introduciendo un cambio”… “Quisiera formar sociedad con el vecino de abajo”.

El movimiento de Andrés Manuel López Obrador ha sido exitoso porque rechazó en sus tiempos difíciles las malas compañías. Si bien no evitó hacer lo mismo que otros, políticos del pasado, lo operó con un cambio notable: formó sociedad con los de abajo.

No vale la pena que Claudia Sheinbaum, la mejor y más idealista acompañante de Andrés Manuel durante décadas, haga lo de ayer, aunque sea solo para la foto, con los mismos y peores priistas y panistas paradigmas de corrupción.

Haber rechazado las malas compañías es un factor importantísimo para explicar los números tan altos de aprobación en el tracking ClaudiaMetrics y en las mediciones de la casa encuestadora QM Estudios de Opinión para Heraldo Midia Group. En este estudio acerca de las expectativas de la gente ante el ya muy cercano inicio del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, el 79.8% de las personas entrevistadas esperan mucho o algo positivo del gobierno de Sheinbaum. Es un dato que coincide con los porcentajes del ClaudiaMetrics.

Desde luego, nos da confianza a quienes en SDPNoticias elaboramos el ClaudiaMetrics coincidir con la encuesta de Heraldo Media Group, ya que ambas empresas de comunicación aplicaron y difundieron encuestas muy precisas, sin duda las mejores, durante el pasado proceso electoral.

Me pregunto si la necesidad de aprobar tan a las carreras la reforma al poder judicial justifica que la izquierda mexicana se asocie con lo peor del PRIAN. Me respondo: se trató de un error que podría tener consecuencias negativas.

En La Nación, de Argentina, Enrique Aguilar escribió sobre los límites del pragmatismo: “El pragmatismo ramplón, meramente oportunista y camaleónico, es un vicio moral mediante el cual también se puede justificar lo injustificable”.

Me dirán que era necesario pactar con un bandido como Miguel Yunes para lograr algo por lo que gente votó: la reforma judicial, que por cierto sigue sin convencer a los y las mejores juristas. Está bien, así votó la sociedad mexicana. Pero no olvidemos que la inmensa mayoría también votó contra lo más corrupto del PRIAN, como el sucio político veracruzano que sabrá rentabilizar su foto con la presidenta —ni hablar, si algo saben hacer en la familia Yunes es transformar en dinero sus relaciones políticas—.