No, en España no es necesario “firmar un contrato” para mantener relaciones sexuales. Estás y otras noticias falsas han estado circulando los últimos meses en internet con el objetivo de desinformar sobre las políticas y los proyectos legislativos del Ministerio de Igualdad Español encabezado por Irene Montero, que busca erradicar las distintas formas de violencia contra la mujer y la eliminación de la discriminación por razón de sexo.
Las notas vírales aseguraban que para mantener relaciones sexuales en España habría que firmar un contrato de consentimiento entre las partes involucradas, lo cual ocasionó un [qué causó la noticia] entre la población del país ibérico. Sin embargo, esta es una noticia completamente falsa que, aunque el Ministerio de Igualdad se ha encargado ya de desmentir a través de un artículo publicado en redes, ésta se sigue propagando.
El artículo del Ministerio explica que, aunque el contenido de la ley establece que la “agresión sexual” se considera una “vulneración de la libertad sexual sin el consentimiento del otro”, ésta no aborda la obligación contractual de reflejar ese consentimiento. El artículo 178 del texto explica que “sólo se interpretará consentimiento cuando se haya otorgado libremente mediante un acto que, en relación con las circunstancias del caso, exprese expresamente la voluntad de la persona. La ministra de igualdad asegura que el objetivo es dar consentimiento previo y acabar con la cultura de la violación”.
El uso de la mentira como herramienta de desinformación afecta a la conversación pública. Basta darse una sumergida en el internet para ver que las mentiras son empleadas principalmente en contra del feminismo. En México esto es muy común y va desde afirmaciones como “feministas quieren prohibir rastrillos” y “el aborto será legal hasta los siete meses” hasta “las feministas proponen que la masturbación sea delito”. El problema se vuelve tan grave que incluso han llegado a manipular imágenes para desacreditar las protestas feministas. También usan datos sacados de contexto generando argumentos falaces que atacan y desacreditan al feminismo.
En esta época de hiperconectividad y fácil acceso a grandes cantidades de información de manera inmediata, se hace cada vez más importante aprender a discernir entre información falsa y verdadera. Avanzar las conversaciones públicas requiere de una sociedad informada que pueda aportar ideas valiosas a dicha conversación, y en el caso del feminismo, cuya pugna por la igualdad y el respeto entre hombres y mujeres cobra una importancia mayor en el contexto de la crisis de violencia de género que sufre nuestro país, la lucha contra la desinformación se vuelve no solo necesaria, sino urgente.