Este lunes y mañana martes se definirá la suerte, el futuro del ex Secretario de Seguridad Pública del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, el policía número uno del gobierno de Vicente Fox Quesada, director de la Agencia Federal de Investigaciones, del consultor estrella del gobierno de Enrique Peña Nieto y posible cómplice de distintas fechorías en este mismo gobierno. En suma uno de los artífices y operadores principales del Cartel Político Transexenal 2000-2018.

El eventual sujeto puente entre las redes de impunidad criminal ligadas al trasiego internacional de drogas ilícitas y lavado masivo de dinero, y de las mafias de “cuello blanco” que atacaron las finanzas públicas y los recursos naturales de México. Destrozaron la legitimidad de los gobiernos nacionales y convirtieron sus procesos políticos en procesos de criminalidad transnacional organizada, lo cual puede ser confirmado por el jurado de la Corte Este de Nueva York, EUA.

No creo que se trate de hacer pronósticos sobre lo que sucederá en los próximos dos días (lunes y martes). Sino esperar sólo el final que el fiscal de la cusa que se le sigue a Genaro García Luna tenga preparado, un cierre de impacto, contundente para propiciar una larga condena si todos los cargos imputados son debidamente probados, con suficiencia para el jurado de la Corte.

El impacto en la política nacional será de carácter sísmico. En cualquier sentido. Podrá ser el golpe definitivo a un tipo de régimen político de simulación, engaño y corrupción desmedida, a un sistema de partidos carente de autenticidad ideológica y programática capturado por mafias de partido nucleados en torno a cargos públicos y de representación, a los sueldos y salarios que ello implica y a los presupuestos anuales generados desde la autoridad electoral y aprobados por el poder legislativo, a un modelo de comunicación de masas, no obsoleto, sino desgastado y carente igualmente de legitimidad social, de ética pública y de viabilidad histórica, sin sometimiento o como parte de intereses oligárquicos ilegítimos, como modelo de legitimación y consenso social de lo más podrido en la vida pública.

Lo contrario, la absolución, sumamente improbable por todo lo que implica para la Fiscalía, para el prestigio de la Corte misma, para el Departamento de Justicia del gobierno de EUA, para los organismos de seguridad e inteligencia que en otro tiempo le quemaron incienso a García Luna, pero debieron abandonarlo y actuar en su contra ante una serie de eventos, todo ello a pesar de que una dama como Hilary Clinton como Secretaria del Departamento de Estado en una visita a México se declaró “fan del Presidente Felipe Calderón” por su aguerrida política de combate al crimen transnacional organizado, y por ende al artífice y operador de la misma: su secretario de Seguridad Pública.

Hoy no hablaremos más. Esperamos expectantes lo que allí sucederá.