No, no estábamos donde podríamos con el potencial que como país tenemos, pero íbamos por un mejor camino. Ahora, algunos opinan que a pesar del empeño del actual gobierno por destruirlo todo, el país no ha colapsado gracias a la enorme suerte que ha tenido.
Pero, no es que AMLO haya tenido suerte, es gracias a que recibió un país con sólidos fundamentos económicos y una democracia sustentada en un fuerte andamiaje institucional, muy superior a la mayoría de los países de Latinoamérica.
Cuando llegó, México pasaba por un ensanchamiento de la clase media, es decir, la brecha de los más ricos se reducía, y los más pobres tenían condiciones para mejorar; la educación proporcionada por el Estado elevaba sus estándares de calidad y el sistema de salud daba cobertura a más del 85% de la población. El sistema de rendición de cuentas y transparencia funcionaba para reducir los índices de impunidad y las instituciones democráticas marchaban, de una forma tal, que, a pesar del debilitamiento sufrido, hasta ahora han logrado que el país no colapse.
Las consecuencias
AMLO ya advirtió que el próximo gobierno tendrá que enfrentar las consecuencias de su fracaso. Dijo que en 2025 podría registrarse una crisis económica: “no descartamos que pueda haber una crisis económica, financiera, externa, que pueda impactarnos, pero, de acuerdo a nuestras proyecciones, esa crisis económica, financiera podría darse a partir del 2025″.
Sin embargo, la experiencia dicta que, cuando una administración hace mal las cosas, las repercusiones se presentan en la siguiente administración. Ejemplos hay muchos: Luis Echeverría y su Desarrollo Compartido; José López Portillo y “aprender a administrar la abundancia”; Miguel de la Madrid con un país en crisis económica y política; y, Carlos Salinas de Gortari.
Salinas recibió al país con una mayor estructura y una incipiente apertura política y económica que administró muy a su conveniencia, pero que permitió un fuerte crecimiento económico. Lamentablemente, hubo dos cosas que hicieron fracasar su gobierno: La cerrazón política y la hiper corrupción e impunidad que al final derivaron en una severa crisis económica y política de enormes dimensiones, un cohete que le explotó a su sucesor Ernesto Zedillo con el llamado “error de diciembre”.
El legado de Zedillo
Zedillo recibió un país en quiebra y políticamente convulsionado por los asesinatos del candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio y del líder de la Cámara de Diputados, José Francisco Ruiz Massieu y con la irrupción guerrillera del EZLN.
Sin embargo, el mandatario logró acelerar dos cosas: la estructuración de la economía para erradicar las crisis económicas de fin de sexenio y establecer los fundamentos de una macroeconomía tan sólidos que, desde entonces y hasta 2018, logró ahuyentar el fantasma de las crisis recurrentes. Otra de sus aportaciones fue fortalecer el federalismo y la vida democrática de México a través de la creación de instituciones como el IFE/INE que permitió llevar al país a vivir por primera vez lo que luego se conoció como la “normalidad democrática”. Se erradicaron prácticamente los conflictos postelectorales y se dio la alternancia en el poder con elecciones más equitativas y justas.
Zedillo impulsó también otra importante reforma para fortalecer el régimen democrático, la del Poder Judicial, garantizando su independencia y permitiendo un Estado de Derecho, certidumbre jurídica y el cabal funcionamiento de las instituciones democráticas de la nación.
Desmantelar y destruir
El país venía funcionando, aunque era perfectible en muchos aspectos y en otros, como la inseguridad, el combate a la corrupción y erradicar la impunidad urgían acciones concretas, habíamos avanzado importantes pasos para lograr que México fuese una potencia mundial.
A AMLO le habría tocado inaugurar un aeropuerto que sería el principal punto de conexión del continente; un país que contaba con la mejor plataforma energética con el potencial de convertirse en un importante generador y exportador de energías renovables; con condiciones para aprovechar nuestras ventajas geográficas para el nearshoring.
México tenía un sistema de salud funcionando, programas sociales que no eran perfectos, pero sí efectivos; un sistema democrático eficaz y un sistema de rendición de cuentas a través del cual, con solo cumplir su responsabilidad como jefe del Ejecutivo, se lograría aplicar la ley a los corruptos.
Estábamos mejor y no lo supimos valorar.
Sí, había muchas cosas que mejorar, pero hoy, como AMLO lo advirtió, nuevamente estamos al borde de una crisis que estallará en 2025, todo por su pésimo gobierno.
Twitter: @diaz_manuel