“La democracia ha sido secuestrada de mala manera y en su lugar se ha instaurado un absolutismo estéril. La concentración de todos los poderes en una sola persona, el peor de los mundos posibles: un Estado fallido, un gobierno rebasado”.

Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega

México atraviesa por un periodo de ingobernabilidad, un Estado fallido que no garantiza ni la seguridad ni los servicios que está obligado a proporcionar.

El Estado y sus instituciones se encuentran rebasadas y son ineficientes. Los funcionarios del gobierno son incapaces y priva la corrupción, compadrazgo y nepotismo y lo peor, las decisiones las toma un solo hombre.

En este contexto se llevarán a cabo las elecciones presidenciales de 2024, con un presidente fuera de sí, sin control sobre ningún aspecto del país y dedicado a hacer campaña y evitar que sus corcholatas propongan, debatan ni mucho menos, cuestionen su política fallida, una situación que genera la incertidumbre propia de una crisis de gobernabilidad, donde el andamiaje institucional quedó roto.

Gobierno rebasado

Bien lo dijo Porfirio Muñoz Ledo en el lanzamiento de su fundación “Nueva República” el 22 de julio del año pasado: “El contubernio del poder público con el crimen organizado, cuando menos desde el inicio de esta administración, de sospechas fundadas y claras evidencias de estas relaciones, deberían ser esclarecidas por una comisión independiente de la verdad antes de las próximas elecciones”.

Narco e inseguridad

Hoy el gobierno está rebasado y la inseguridad en el peor nivel. El contubernio con los cárteles de la droga y la incapacidad del gobierno para enfrentar este cáncer ha dejado más homicidios y desapariciones que en administraciones pasadas.

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De los 22 gobernadores de la alianza de Morena, al menos 15 han sido vinculados con el crimen organizado, así como un buen número de alcaldes, como la de Chilpancingo o la de Tijuana, y la violencia extrema se mantiene en Tamaulipas, Michoacán, Guerrero, Colima, Sinaloa, Sonora, Morelos, San Luis Potosí, Oaxaca, Nayarit, Baja California, Zacatecas, Veracruz y Chiapas.

Salud

Lo mismo ocurre en otros sectores de la administración pública. En salud, el fracaso del INSABI, la crisis del IMSS, la falta de atención a los derechohabientes, de medicamentos, de equipo médico, de servicios y de mantenimiento que provocan accidentes fatales. La corrupción es brutal y, para colmo, se dice que el IMSS es la fuente de financiamiento para la campaña de Claudia Sheinbaum.

Pemex

Otro desastre, prometió recuperar Pemex y CFE y ahora las paraestatales son un lastre. Pemex venía mal, pero con la reforma energética de 2014 daba signos de recuperar su papel protagónico, sin embargo, ahora está endeudado y por su deficiente mantenimiento, ha sido el sexenio con más incidentes y accidentes. Además, por perder su categoría financiera se ha generado mayor dependencia del extranjero y la promesa de recuperar la soberanía energética se fue al caño.

CFE

AMLO recibió a CFE en números negros y con expectativas de despegar y que el país se convirtiera en una potencia energética, pero llegó el dinosaurio de Bartlett y la paraestatal se endeudó y el sistema eléctrico está al borde del colapso y sin capacidad para cubrir la demanda de hogares, comercios e industrias. Lo peor, la oportunidad de México en el nearshoring puede reventar por la falta de energía eficiente y sustentable.

Corrupción e impunidad

La corrupción y la impunidad son el distintivo de esta administración. Ejemplos sobran, Ignacio Ovalle, Bartlett, Ana Gabriela Guevara, Alejandro Esquer, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López Hernández y la lista crece.

Ninguna de las obras faraónicas solucionó nada. Excedieron sus costos y son un barril sin fondo. Lo único que dejarán es deuda, devastación y fracaso. Una refinería que no refina en un mercado energético donde el petróleo está siendo desplazado por energías sustentables; un aeropuerto que, en vez de resolver, agravó el problema de la saturación del AICM y un tren sin planeación producto del capricho del mandamás.

El fracaso del presidente

Si bien cada decisión es única y exclusiva del presidente, las instituciones del Estado han quedado rebasadas. AMLO ha perdido el control de sus ocurrencias y en lugar de gobernar, dedica sus esfuerzos a evitar que las próximas elecciones sean limpias y democráticas.

Vemos un Estado fallido y para salir del atolladero, AMLO pretende ejecutar una estrategia propia de las dictaduras bananeras: polarizar, descalificar y ocultar las fallas de su gobierno.

Andrés intentará a toda costa evitar el juicio de la historia, razón por la que, una la sociedad civil y una oposición que a través de Xóchitl Gálvez se convierta en una opción democrática, representa el peor de sus temores.

Ha pasado más de un año desde que Porfirio Muñoz Ledo advirtió que ante un “Estado fallido” AMLO buscaría generar un Estado de excepción: “El presidente Andrés Manuel López Obrador pretende poner un estado de excepción en México el último año de su mandato presidencial y crear un bloque hegemónico y dictatorial”.

Twitter: @diaz_manuel