El presidente Joe Biden llegó al poder, en medio de una elección sumamente disputada por los sectores afines a Donald Trump, con la promesa de regresar “la decencia” a la política estadounidense, controlar la pandemia de Covid-19 y mejorar la economía estancada durante el último año de Trump.
A escasos meses de las elecciones intermedias del país vecino, podemos decir que el régimen de Joe Biden no ha podido cumplir una sola de estas metas.
Aguas con el PIB de Estados Unidos
En medio de acusaciones por parte del Partido Republicano, quienes podrían aprovechar la tambaleante gestión de Biden para dar una paliza histórica a los Demócratas, de que se ha cambiado la “definición” de una recesión con tal de ocultar lo evidente, la realidad es que el Producto Interno Bruto (PIB) de los Estados Unidos se ha contraído durante dos cuatrimestres consecutivos.
Las razones de esta contracción son variables, desde los despidos en varias áreas relacionadas con la tecnología, hasta la realidad de que, debido a la pandemia del coronavirus han muerto cientos de miles de personas en edad productiva, así como otros cientos de miles que han quedado discapacitadas por el prácticamente ignorado covid largo.
A los gobernantes de Estados Unidos les interesa más regalarle decenas de miles de millones de dólares al decadente régimen ucraniano que mejorar la calidad de vida de sus atribulados habitantes. Una burbuja inmobiliaria, una crisis de logística, una infraestructura al borde del colapso (se estima que 70 mil puentes en Estados Unidos necesitan alguna clase de arreglo), todo eso es menos importante para Biden que el gobierno de tintes neo-fascistas del actor Zelensky.
Aunado a la guerra con Rusia, ahora exista la posibilidad de detonar otro conflicto con China ante la provocadora visita de la corrupta octogenaria Nancy Pelosi a Taiwán, un claro acto de agresión al país que proveé a los Estados Unidos de la mayor parte de sus mercancías.
La recesión técnica en Estados Unidos
Estados Unidos entra, efectivamente, en recesión “técnica”. Y para sorpresa de propios y extraños, México actualmente parece en un mejor panorama, con menor inflación y mayor crecimiento, que el otrora todopoderoso vecino del norte.