No hay manera de ocultar el desastre social, económico y sanitario que ha constituido la pandemia alrededor del mundo (excepto en China y el continente africano), pero especialmente en los Estados Unidos.
Aún contando con diversas y suficientes vacunas, el avance de la perniciosa ideología conspiracionista y antivacunas, el saldo en vidas humanas es brutal: más de 787 mil fallecidos y nuevas olas y rebrotes en toda la Unión Americana.
A manera de comparación, el saldo total de las guerras norteamericanas es, según el escritor Matt Labash, de 666 mil 441 personas.
La cifra también supera al número de fallecidos de la anterior pandemia de una enfermedad respiratoria, la mal llamada “gripe española”, que hace más de un siglo dejó un saldo de aproximadamente 675 mil personas.
Ahora, con la nueva variante Omicron, la perspectiva son nuevos encierros y nuevos problemas económicos, que el grueso de la clase norteamericana estadounidense no va a soportar.
¿Cómo puede salir Estados Unidos de esta encrucijada? Definitivamente no eligiendo entre Demócratas y Republicanos. El problema no es de partidos e individuos, sino sistémico y el origen es el capitalismo neoliberal que tanto daño ha hecho alrededor del mundo y que ahora está destruyendo su lugar de origen. Pobres.