Cada cuatro años, el vecino del norte se convierte en un peculiar “reality show” electoral y en México no nos queda mas que seguirlo, a veces con interés genuino y otras veces con resignación. Este año, entre promesas de uno y otro candidato, nos enfrentamos a un dilema similar, como todo reality show polémico por naturaleza. Vemos a Elon Musk apoyando al republicano Donald Trump y por otro lado a la cantante Taylor Swift promocionando la campaña de la demócrata Kamala Harris. ¿Cuál de los dos será menos perjudicial para la economía mexicana? Y, aunque parezca una elección meramente política, la realidad es que el resultado puede tener injerencia en el rumbo del peso mexicano, nuestras reservas y hasta el precio del aguacate.
Por un lado, el candidato conservador que ama las tasas de interés altas tanto como un banco ama las comisiones, promete “fortalecer” la economía de EE.UU. Claro, para nosotros eso significa que el dinero se va para allá, las inversiones vuelan hacia el dólar como turistas y como resultado el peso cae como las esperanzas de un niño con piñata sin dulces.
Para México cualquier incremento en las tasas de interés de la Reserva Federal (FED) significa turbulencia. Si el interés sube, la deuda mexicana en dólares se encarece y nuestro peso se devalúa, impactando la inflación local. En palabras del Fondo Monetario Internacional (FMI) “la relación entre los tipos de cambio de los países emergentes y las políticas de tasas de la FED es innegable”. De hecho, durante el último ciclo de alzas en EE.UU., el peso mexicano perdió alrededor del 15% de su valor, según datos del Banco de México; los analistas de JP Morgan proyectan que bajo cualquier administración, la prioridad será “proteger la producción interna” de Estados Unidos, lo cual se traduce en menos demanda de nuestros productos y mas impuestos en importaciones. En pocas palabras, nuestros aguacates y tequila podrían encontrar menos fiesta en el mercado norteamericano.
El peso mexicano ese ente tan sensible como para desmayarse con cualquier rumor de la FED, podría experimentar otro episodio de volatilidad. Tan solo en 2023, el mexicano se apreció frente al dólar un 12%, una hazaña que provoco que Goldman Sachs nos llamara “el superpeso” pero ante cualquier sacudida, nuestra reservas se ven tan útiles como un sombrero en un huracán. Según Banco de México, al mes de agosto 2024 que es el ultimo mes que se tiene información, nuestras reservas internacionales rondan los 230 mil millones de dólares., pero si el efecto “devaluación express” nos vuelve a golpear, esas reservas podrían ser insuficientes. ¿Que significa esto? Digamos que, en términos prácticos, cada peso de devaluación representa una “perdida potencial” de 1.5% en el poder adquisitivo, según cifras de la CEPAL.
México ya es experto en recibir inflación desde el extranjero, somos como el primo al que siempre le toca pagar la cuenta. En 2021, el 37% de nuestra inflación venía de bienes importados, según datos de la CEPAL. Si Estados Unidos decide darle una nueva paliza a su economía interna y comienza a limitar exportaciones o aplicar aranceles, nuestra inflación podría crecer mas rápido que los precios del café. Solo en 2022, los alimentos aumentaron un 12% en el mercado nacional y en el 2024 podríamos estar viendo cifras similares o mayores. Como bien describe la teoría de la paridad del poder adquisitivo (PPP), cualquier aumento de precios en un país impacta directamente a sus socios comerciales, y siendo EE.UU. nuestro socio clave, los costos se trasladan al consumidor mexicano.
En mi opinión pedirle a Estados Unidos que considere a su vecino (México) sería tan efectivo como pedirle a un tiburón que sea vegano, la diversificación es nuestro escudo. China, Japón y Canadá ofrecen mercados alternativos para evitar que dependamos tanto de Estados Unidos pero el proceso es lento y seria un cambio de dirección a los tantos años invertidos a diversos tratados comerciales como protagonista el vecino del norte.
Otra recomendación para proteger el peso mexicano seria implementar coberturas cambiarias mas efectivas; el uso de instrumentos financieros como swaps de divisas que no es mas que un contrato entre dos partes (países) por el que acuerdan intercambiar sus principales de igual cuantía pero denominados en diferente moneda, durante un plazo de tiempo determinado y en palabras burdas entre mayor se pueda apoyar la demanda menor disminuirá el precio de referencia del peso mexicano y sin duda el aumento de tasa de interés es algo que el Banco de México no debería de dejar de intentar, con el que vuelva atractiva la inversión en el país, todas estas herramientas con el fin de amortiguar el impacto de la volatilidad.
En fin como todo realitiy show, tiene un capitulo final y aquí será este 5 de noviembre donde se tendrá un precio para México. Si el peso cae, la inflación se desboca o si las reservas desaparecen más rápido que un meme viral, aún está por verse. Así que querido lector, la próxima vez que escuche sobre promesas electorales de Estados Unidos piense en el precio del aguacate y recuerde que para México, la política internacional es como la lotería: muchas probabilidades de perder y con suerte, una leve esperanza de ganar.