Gane quien gane en la elección presidencial de 2024, vamos a estar quebrados, es el punto a donde el presidente Andrés Manuel López Obrador nos ha llevado como país y a cuatro años de su gobierno, ya muestra desesperación por ver de dónde saca más dinero para financiar campañas y compra de votos.
Ambiguos y opacos
Este fin de semana la mayoría morenista en el Congreso dio un tremendo madruguete, al aprobar, sin discusión previa, el dictamen que establece que, tratándose del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP), la Secretaría de Hacienda podrá realizar aportaciones adicionales consistentes en activos financieros, con el objetivo de que el Fondo pueda ser utilizado para compensar posibles escenarios económicos complejos, manteniendo el gasto presupuestal en niveles adecuados.
Lo grave es que esto se puede hacer de dos formas, primero, abrir la posibilidad de que en caso de que se genere un ahorro o economía presupuestaria se puedan realizar las adecuaciones presupuestarias compensadas para destinar los recursos al Fondo, es decir, permitiría canalizar estos ahorros al fondo destinado para atender esas contingencias.
Y el segundo, que ha generado gran controversia por la ambigüedad de la redacción y por la forma discrecional en que se hará, habilita al Gobierno Federal para que no solo aporte recursos presupuestarios al invertir sus activos financieros en un instrumento público obteniendo rendimiento con un riesgo bajo y asegurado que coadyuvará a incrementar el patrimonio del Fondo, sino que deja la duda acerca de si los recursos de las cuentas individualizadas de las Afores, del INFONAVIT y de los ahorros para el retiro, podrían ser manejados discrecionalmente.
Se acabó “el guardadito”
Por más que repita la terrible a tragedia del “periodo neoliberal”, tan solo del Fondo de Salud para el Bienestar, el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) y de los fideicomisos desaparecidos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el gobierno de Andrés Manuel recibió la friolera de más de 135 mil millones de pesos. Recursos que se manejaban a través de Fideicomisos que eran regularmente auditados y manejados con transparencia con el propósito de que los fondos no se utilizaran en algo distinto al objeto social para el que fueron creados. Lamentablemente el 29 de septiembre de 2020, la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados aprobó una iniciativa apoyada por legisladores de Morena para desaparecer 109 fideicomisos y que esos fondos se reintegraran a la Federación. Es decir, los recursos quedaron disponibles para que AMLO pudiera utilizarlos a su libre albedrio.
Verónica Malo, amiga y compañera de este medio en un excelente artículo titulado “Tu dinero en manos de El Rey del Cash”, da cuenta de otra enorme cantidad fondos de ahorros presupuestarios que desaparecieron en un solo año: La 4T recibió al FEIP en diciembre de 2018 con casi 280 mil millones de pesos (DOSCIENTOS OCHENTA MIL MILLONES). Su mejor nivel desde que existe, pero ¡oh sorpresa!, tan solo en el 2019 —sin pandemia de por medio—, la austera 4T ya se había “chupado” el 45% de dicho fondo (158 mil millones de pesos). ¡En un año de gobierno se acabó casi la mitad de lo que se ahorró durante 20 años! Y agregó que, ya en tiempos del Covid, esto es, para finales del 2020, lo dejaron con apenas 9 mil 497 millones de pesos. Así, en dos años este régimen desapareció el ¡96% del fondo!
Luego está el barril sin fondo que representan las obras faraónicas, un barril roto. Hacienda le transfirió al AIFA recientemente más de 564 millones de pesos y en lo que va de la administración, Pemex ha registrado pérdidas por 43 mil millones de pesos.
Gastos y más gastos
Este gobierno entregará a quien reciba la administración 2025 a un país quebrado financieramente y con nulo crecimiento económico.
Twitter: @diaz_manuel