La guerra de Rusia contra Ucrania, la pandemia y el dominio chino sobre la fabricación de semiconductores ha hecho que Estados Unidos se diera cuenta que las inversiones en desarrollo de proveedores que hizo en China tal vez no eran las más acertadas. Las alianzas que se hicieron cuando se estableció el TLC tenían como base la industria metal mecánica, principalmente los automóviles donde los vecinos del norte eran protagonistas del mercado mundial. Ahora eso tiene que cambiar.
En uno de los temas de esta Cumbre se habló sobre esto y se tiene la intención de crear una industria tan poderosa que compita con la de los chinos y que surta al mercado norteamericano como base y después al mundo.
Estos comentarios en la Cumbre dio como fruto la organización de un foro trilateral de semiconductores para adaptar las políticas gubernamentales de los tres países y aumentar la inversión en las cadenas de suministro de semiconductores en Norteamérica.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, pidió en privado al presidente Andrés Manuel López Obrador promulgar nuevas políticas para capitalizar el impulso de los Estados Unidos para la producción de semiconductores. Esto fue con la intención de que los microcomponentes se fabriquen en América del Norte y no en Asia.
Estados Unidos entiende que hay una gran dependencia de todo el mundo a la producción de estos semiconductores en Asia, en especial en Taiwán. La interrupción en la cadena de suministro debido a la pandemia y a los problemas que tiene EEUU con China están haciendo que los vecinos del norte estén volteando hacia otros mercados, especialmente con sus vecinos del norte y del sur con los que tiene una relación comercial extensa y establecida en un tratado que debería traer beneficios a los tres países.
México y Canadá aprovecharon el foro y la necesidad de los Estados Unidos en el tema de los semiconductores para buscar cambiar una de las reglas del T-MEC sobre la industria automotriz. Con este cambio, México y Canadá podrían surtir más componentes para la fabricación de automóviles al establecer que al menos el 75% de los componentes principales de un automóvil tienen que ser de origen norteamericano.
Estados Unidos y Canadá también entraron en el dando y dando, pues le exigen a México que cambie en las políticas energéticas. México lo tendrá que hacer eventualmente, pero habría que saber cómo y cuándo quedarían los cambios que piden los socios comerciales de México.
Al final creo que la Cumbre de “los tres amigos” debería de ser el inicio de una mejor relación comercial con los vecinos y una mayor inversión y desarrollo para los tres países cada uno en donde sea necesario.
Esperemos que en los meses siguientes veamos los frutos de esta reunión o al menos los planes para llegar a estos cambios comerciales tan necesarios para la región y sobre todo para nuestro país.