ESTIRA Y AFLOJA
Por supuesto que al hablar de lo que ha generado la Eurocopa Femenil, lo más sencillo para generar interés en un texto sería volver a señalar las diferencias en los premios económicos, a comparación del mismo torneo pero varonil.
Nadie puede dudar que existe cierta injusticia en esta diferencia respecto a lo que reparte, en este caso la UEFA, entre las selecciones participantes.
Sin embargo, también podemos observar lo mucho que abonará a un futuro con mayor beneficio económico, un torneo como el que acaba de terminar con la coronación de Inglaterra (por primera vez en su historia y después de dos finales perdidas).
Comparar al futbol femenil con el varonil es un error y una perdida de tiempo.
Aunque se trate del mismo deporte, incluso de los mismos clubes, son industrias distintas.
Y esto no quiere decir que no deban mejorar salarios y condiciones laborales, sino que debe pensarse en esa mejora a partir de lo que puede generar en su mercado (que está en constante crecimiento) y no a partir de lo que ganan los hombres.
Lo que ha dejado está Eurocopa ha sido espectacular en muchos sentidos.
En lo deportivo con grandes partidos, no solamente la final, y en cuanto a la muestra de interés de una afición, que insisto, no ha dejado de crecer.
Desde la primera edición en 1984 se han jugado 13 Euros femeniles, con Alemania como la selección más ganadora con 8, le sigue Noruega con 2; Suecia, Inglaterra y Países Bajos con una, respectivamente.
Si a eso le sumamos los Mundiales, la Copa Libertadores, los torneos de Liga en más y más países, los Juegos Olímpicos, entre otros torneos, está industria tiene cada vez más productos que han subido de calidad y por ende, han incrementado el interés de más gente.
Por eso no extraña que se hayan juntado 87 mil 192 espectadores en Wembley para la final de esta Euro, que es el máximo número de aficionados para un juego de esta competencia, tomando en cuenta masculino y femenino.
Insisto, no es comparar un futbol con otro, pero este número no deja de llamar la atención al superar el récord anterior, que se dio en España 1964, con 79 mil 115 en la final varonil.
A partir de este nuevo número, de esta marca, y de los que ya ha arrojado la industria del futbol femenil en Europa y otras partes del mundo como en México (específicamente en Monterrey), es que se debe ver el crecimiento y futuro de este negocio, lo cual beneficiará a las jugadoras con mejoras en sus condiciones.
O quién puede decir que los 91 mil 648 espectadores que tuvo la semifinal de la Champions en el Camp Nou entre Barcelona y Wolsburgo de la pasada edición no fue espectacular, además de que es el récord absoluto para este futbol en el mundo.
Sin olvidar otros como los 51 mil 211 que se presentaron en la vuelta de la final del Clausura 2018 en el Rayadas vs Tigres, en el BBVA.
De que hay mercado lo hay, lo importante es, insisto, no compararse con el varonil o querer ser igual a, sino mantener su esencia, brindar mejores experiencias en los estadios para los aficionados y espectáculo en la cancha.
La fórmula no es tan complicada y muchos se han olvidado de ella.
Al final de cuentas, hay una enorme oportunidad de negocio en un fútbol que está creciendo y que escenarios como la final de la Euro Femenil, en Wembley, son un ejemplo de ello.