No es falta de calidad, no es falta de capacidad, no es falta de ganas, ni mucho menos de aptitudes. La experiencia de JJ Macías, uno de los delanteros con más proyección del futbol mexicano, en el Getafe fue una lección de humildad: le recuerda a él y a todos que el juego de la pelota no nada más tiene que ver con la pelota sino con todo un entorno.

Milla a Milla de regreso de España a Guadalajara, Macías las va recorriendo y en su regreso lo toman por asalto todas sus declaraciones, todas sus decisiones, todo lo que hizo para estar en este momento de su carrera en este punto de su viaje profesional.

Fracasó y nadie lo puede negar. No necesita quién lo defienda, ni mucho menos que valide el esfuerzo que ha hecho para ganarse un lugar en el futbol de máxima competencia. Apostó y perdió. A sus 22 años no puede ser una barrera, por el contrario, es aprendizaje, en la vida se fracasa más veces que las que se tiene éxito. Saber que tiene que comenzar donde empezó todo, en Guadalajara, de donde se fue diciendo que el vestidor de mexicanos es el peor lugar para un mexicano, debe ser un duro golpe si no aprendió la lección, pero una motivación muy grande para comenzar desde abajo a construir su carrera.

No debe ser fácil, no debe ser sencillo, para él, que a pesar de saber que tiene todas las capacidades para jugar en cualquier lugar del mundo, que a pesar de haber brincado el charco y estar firmado con un equipo español, aún así tenga que regresar al punto de partida.

¿Qué tan maduro está JJ Macías?

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Fácil, tan maduro como esté dispuesto a comenzar las veces que sea necesario para regresar a Europa.

Chivas lo necesita, necesita a jugadores que quieran revancha, jugadores que quieren comenzar a construir y edificar una nueva historia. Sus aficionados lo buscan, sus compañeros lo necesitan.

Macías regresa a Casa, una institución grande que como él, también sabe el potencial que tiene y busca retomarlo. Europa puede esperar.

Paco Vela en Twitter: @PacoVela14