Apenas la semana pasada, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dio vista a la Secretaría de Gobernación, de la resolución en contra del Cardenal Sandoval Iñiguez por haber violado los principios de separación Iglesia-Estado; luego que en plena veda electoral llamó a no votar por Morena, mediante mensajes transmitidos en sus redes sociales.

Lo anterior ya había provocado la anulación de la elección de la alcaldía de Tlaquepaque, y una fuerte lluvia de críticas por parte de liderazgos y simpatizantes de la 4T; que en su momento hasta cuestionaron el papel histórico que ha tenido la iglesia católica, incluso durante la época de la conquista en contra de los pueblos indígenas.

Mientras esto sucede y se espera la decisión o sanción que imponga el Gobierno Federal por medio de SEGOB al Cardenal por sus desatinadas declaraciones, el Secretario de la Defensa, General Luis Cresencio Sandoval, también dio la nota y prendió algunas alarmas, al hacer un llamado público para que la población se una entorno al proyecto de transformación del actual gobierno. Algo que no habíamos visto, por lo menos en la historia moderna de nuestro país, y que también representa una violación a los principios de separación de las fuerzas armadas y el poder político.

En el artículo 17 de la Ley de Disciplina del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, se estipula que queda estrictamente prohibido al militar en servicio activo, inmiscuirse en asuntos políticos, directa o indirectamente, salvo a que disfrute de licencia que así se lo permita en términos de lo dispuesto por las leyes.

Y aunque ambos casos no son iguales, ya que el cardenal violó la veda electoral, el general también hace una violación de la ley que debe regir su conducta; además de que él y no el cardenal, es un servidor público que goza de un ingreso que le dan los impuestos de los mexicanos a los que de manera imparcial, debería servir.

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Los dichos del general seguramente no provocarán acción ni sanción alguna por parte de las autoridades competentes, y solo será sujeto a la crítica y repudio de los opositores a este gobierno. En este entorno, quizá una de las reacciones más notables que pueden explicar el porqué no habrá consecuencias legales en contra del General, es la hecha por el perredista Jesús Ortega, con quien pocas veces coincido, pero quien publicó atinadamente en sus redes sociales: “Te das cuenta de que un gobierno ha fracasado, cuando su permanencia en el poder ya no depende de la fuerza de las leyes sino de la fuerza de las armas”.

Por eso quizá, hoy en México la iglesia y la evangelización que ha hecho a lo largo de su historia en nuestro país, son más señaladas, castigadas y observadas, que la antes criticada y ahora justificada y encumbrada militarización; que alerta, preocupa y da vestigios de un futuro complicado en donde la ley, se aplica cuando se quiere y a quien conviene nada más.