En menos de 15 días, México puso en vilo sus relaciones con Panamá, Austria y España, sin contar que todavía no se ha podido conocer de forma pormenorizada los relativo a los encuentros con representantes del gobierno de Estados Unidos, aunque las señales son claras en el sentido de que no están felices del otro lado de nuestra frontera norte con la Reforma Energética propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien no termina de salir de un problema cuando ya se encuentra inmerso en otro aún peor, siendo todo ello, en la mayoría de los casos, producto de su falta de tacto, de su testarudez, de su obstinación, de su falta de filtro para expresar lo que piensa, de su irreverencia, de su soberbia y ahora también de su aparente enojo y su necesidad de colocar distractores ante el momento adverso que vive en relación con el presunto tráfico de influencias que envuelve a su hijo José Ramón López Beltrán.
“Ahora no es una buena relación y a mí me gustaría que hasta nos tardáramos en que se normalizara, para hacer una pausa que yo creo nos va a convenir a los mexicanos y a los españoles, desde luego al pueblo de México y al pueblo de España. Hacer una pausa en la relaciones porque era un contubernio arriba, una promiscuidad económica y política en la cúpula de los gobiernos de México y España, como tres sexenios seguidos y México se llevaba la peor parte, nos saqueaban.”
AMLO
Aparentemente, el Ejecutivo de la Nación no conversó con nadie de su gabinete ni de su círculo cercano el comentario que expresaría en la conferencia Mañanera del pasado miércoles en torno a la relación con España y su interés de poner “una pausa”, de ahí que entre sus cercanos de la 4T, no hayan atinado a formular una explicación más o menos coherente ante la sandez presidencial.
No es extraño que el presidente se conduzca con ocurrencias; de hecho es una práctica común en el espacio matutino que presenta de lunes a viernes. Lo grave del asunto es que parece no entender o no le termina de quedar claro que sus palabras no se quedan flotando en el aire de un salón de Palacio Nacional, y que tampoco son únicamente captadas por unos cuantos reporteros ante los que quizá Jesús Ramírez, su coordinador de Comunicación, le pueda enderezar la plana y matizar sus dichos. Ese no es el caso, cada una de sus palabras tienen su peso específico y así como se le han contabilizado al menos 61 mil mentiras en sus conferencias matutinas, de igual manera las palabras llegan a su destino y en este caso fueron entregadas en tiempo y forma en España, donde recibieron con sorpresa el mensaje del mandatario mexicano.
Desde luego que de aquel lado del mundo ya han tomado nota de la clase de personaje que es Andrés Manuel López Obrador, quien se ha empeñado en que el Rey Felipe debe ofrecer disculpas a México por lo ocurrido hace 500 años durante la época de La Conquista, sin embargo, su reacción ante la noticia de la intención de poner en pausa la relación entre ambos países fue como de niños regañados preguntándose el tradicional “¿ahora qué hicimos?”.
Y ciertamente no hicieron nada, se trató de una ocurrencia más de nuestro presidente que no mide sus palabras y quizá le pareció buena idea usar el tema como cortina de humo ante la vorágine de críticas y reproches que ha recibido su gobierno y él en particular desde el momento en que un periodista presentó una investigación en la que se presume un caso de corrupción en el que estaría involucrado su primogénito José Ramón.
Pero el tema no quedó ahí, como quizá esperaba el tabasqueño, siendo que el Gobierno de España contestó por medio de José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación.
“El Gobierno de España no ha hecho ninguna acción que pueda justificar una declaración de este tipo. La relación entre España y México es una asociación estratégica, que va más allá de declaraciones verbales súbitas.”
José Manuel Albares
No obstante, amagó: “nadie debe llamarse a engaño, el Gobierno de España va a defender, y lo hará ante cualquiera, los intereses de los españoles, de sus empresas y la honorabilidad de España”.
Cuestionada a este respecto, la presidenta del Senado de la República, Olga Sánchez Cordero, quien evidentemente tampoco esperaba una declaración bomba como la que dio su jefe, al puro estilo de Mario Moreno “Cantinflas”, expresó:
“Pausar no es frenarla, es dejar en pausa y dejar en pausa, es una pausa. Pausa es un periodo de tiempo en el que no se resuelve una situación, sino que después de un periodo de tiempo se continúa. Pausa para mí no es cortar una relación, al contrario, es una pausa. Pausa es pausa, como en la música, en la danza, hay pausa”,
Olga Sánchez Cordero
Pero para tranquilidad de todos aquellos que sí tenemos claro que “pausar” es interrupción, es detener, es frenar, y es suspender una acción; que llanamente significaría una ruptura en la que procedería llamar al embajador para abandonar el país; dejar un encargado de negocios solo para lo más urgente y detener la relación comercial, cultural, diplomática, consular, y que también conocemos lo que habría representado llevar a cabo esta desquiciada idea tanto en los temas comerciales siendo España el principal inversionista en México de la Unión Europea y el segundo a nivel mundial después de Estados Unidos de América, así como uno de los principales destinos de exportación para nuestro país; que desataría pérdida de empleos, fuga de capitales y una depresión económica, sin menoscabo del daño en temas culturales, políticos, científicos, y educativos, entre otros, este jueves el propio AMLO tuvo que matizar su declaración.
“Lo que dije ayer es: vamos, por el bien de nuestros pueblos, a tener una pausa; no hablé de ruptura, no; dije: vamos a serenar la relación.”
AMLO
No obstante, volvió a arremeter en contra de empresas españolas; citó a Repsol, OHL e Iberdrola, y habló de supuestos contubernios con gobiernos anteriores para favorecer a dichas compañías.
Tras esta declaración, el conocido analista internacional Alberto Peláez, escribió en su Twitter:
“Buenos días. El Presidente quiso arreglar el asunto de España y lo complicó aún más. Es inaudito. No me extraña que parte de la población en España esté disgustada.”
Alberto Peláez
En otro más subrayó:
“Si entiende el Presidente que una mala relación con España no le conviene a nadie. Creo que salvo a su electorado.”
Alberto Peláez
Y remató:
“Debería recordar el Presidente cuáles son sus raíces españolas”.
En el marco de la conferencia y de este bochornoso por no decir, ridículo desliz presidencial, AMLO dirigió sus municiones a la diplomacia mexicana.
Negó que haya una “fobia” hacia España y lamentó que ahora haya quienes se rasguen las vestiduras.
“Nuestros diplomáticos, internacionalistas, hay algunos que son muy serviles, que no actúan de conformidad con los principios de nuestra política exterior y se acostumbraron en el periodo neoliberal a la sumisión.
Ahora con esto de España, estos internacionalistas mexicanos se sintieron ofendidos porque plantee lo de la pausa. Dicen ‘eso no existe en el lenguaje de la política exterior’, pues sí, pero ¿cómo se entendió? ¡Rebien! y si no ya lo estoy explicando, no es ruptura de relaciones y no es contra el pueblo español, es nada más una protesta, respetuosa, fraterna, por los abusos y agravios cometidos en contra del pueblo de México y de nuestro país”
AMLO
Sigue siendo un tema de preocupación la forma en que López Obrador conduce los asuntos de política exterior; baste recordar el vergonzante episodio con Panamá de hace un par de semanas cuando propuso a un presunto acosador como embajador en aquel país y enfrentó a la diplomacia de la nación caribeña para luego proponer a otro cuestionado personaje para el mismo cargo generando una enérgica respuesta de su homólogo panameño. Asimismo, en días pasados arremetió en contra del gobierno de Austria por negarse a prestar a México El Penacho de Moctezuma, acusándolos de anticulturales y egoístas.
Trascendió que el Secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Marcelo Ebrard Casaubón, quien más que canciller se desempeña como “apaga fuegos”, ha tenido que poner la cara y soportar la humillación para justificar lo injustificable. Se dijo que habría entablado comunicación con su homólogo español para aclararle seguramente que en la 4T de México, “pausa” no quiere decir ruptura, sino que “pausa es serenar la relación”, y que “pausa es pausa y es como en la música y en la danza, hay pausa”.
Aquí caben nuevamente las preguntas al canciller: ¿cuánto tiempo más seguirá haciendo el papel de gilipollas ante el mundo?, y ¿para cuándo su renuncia?
Salvador Cosío Gaona en Twitter: @salvadorcosio1
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