La Suprema Corte de Justicia de la Nación dio la razón a la UNAM y ordenó suspender en definitiva las obras del desarrollo Be Grand Universidad.
Es una gran noticia porque Be Grand no puede ser considerada una buena empresa. Seguramente la compañía presidida por Nicolás Carrancedo es rentable y ello tendrá felices a sus inversionistas, pero sus edificios han dañado a la Ciudad de México.
Para demostrar lo anterior mencionaré las conclusiones de un artículo de la arquitecta Berenice Aguilar y de su colega Miguel Ángel Aranday publicado en Expansión en marzo de 2018:
√ “Los complejos habitacionales del grupo inmobiliario Be Grand en la Ciudad de México son hitos emblemáticos por su escala y masividad, que se insertaron agresivamente en distintos contextos urbanos incluso en zonas consideradas patrimoniales como Coyoacán, Pedregal, Polanco o San Ángel”.
√ “Son una muestra de la fuerza económica y política que sobrepasa los intereses y deseos de los ciudadanos que ya residían en esos entornos, quienes se sienten aplastados por la magnitud de las edificaciones. Cada nueva torre simboliza el mecanismo de negocios entre la empresa y el grupo en el poder que facilita la maniobra”.
√ “Los impactos urbanos, ambientales, sociales y patrimoniales que generarían las torres de Be Grand Universidad, aledañas a Ciudad Universitaria, pueden llegar a ser negativos exponencialmente”.
√ “Universitarios y vecinos de los barrios que circundan el acceso norte de Ciudad Universitaria, han constituido un grupo en defensa del patrimonio universitario para impedir que se construya la obra más polémica de la mencionada empresa, dado que el proyecto de las torres ocupa un predio que forma parte de la zona de amortiguamiento que fijó la UNESCO cuando declaró al campus central de Ciudad Universitaria como Patrimonio de la Humanidad en 2007″.
√ “Ante lo que parece un vacío administrativo y corrupción, la ciudadanía toma las riendas para defender su ciudad y sus barrios. También destaca el grupo de vecinos de San Ángel, el cual frenó la construcción de una torre en estructura de acero de proporciones abrumadoras que irrumpe un área de edificios de tres niveles promedio y amables avenidas con camellones arbolados, ubicada sobre Insurgentes Sur 2021″.
√ “De manera constante, somos testigos de la repartición ventajosa y oportunista entre desarrolladores y funcionarios, quienes pasan por alto o acomodan normas y reglamentos a conveniencia, afectan la calidad de vida urbana y generan en la población un malestar, por lo que ésta ha empezado a organizarse para denunciar los atropellos que son cada vez más evidentes”.
√ “El grupo que se organizó, UNAM-vecinos, es ejemplo de una comunidad organizada cuyo cometido es apoyar con acciones para poner un freno a la construcción inmobiliaria desmedida en una ciudad con una decreciente calidad de vida urbana debido a los altos índices de contaminación, de tránsito vehicular y de muy escasas áreas verdes”.
√ “Permitir la construcción de Be Grand Universidad demuestra cómo las autoridades dan prioridad a la arquitectura de mercado, por encima del contexto donde se ubica”.
√ “Aunado al impacto ambiental, Be Grand es una transgresión a la imagen urbana de Ciudad Universitaria, al violar nuestro derecho a gozar del paisaje preexistente (suma del paisaje construido y de las vistas del cielo), así como el sentido de pertenencia a un lugar”.
Afortunadamente, la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación acordó por unanimidad cancelar la obra. El argumento de los ministros, encabezados esta vez por Javier Laynez Potisek, es muy sencillo: los permisos otorgados para el desarrollo fueron ilegales.
El ministro Laynez fue contundente: los edificios alrededor de la UNAM no deben tener más de dos niveles de altura, pero el proyecto de Be Grand contemplaba dos de 23 niveles y una de 27; un complejo enorme que iba a ofrecer 616 viviendas y espacios para comercios.
Lo que Be Grand haya construido deberá ser demolido. Es la suerte que deberían correr muchos otros desarrollos que atentan contra la Ciudad de México.
En su reporte anual 2020, la empresa BEGRAND, S.A.P.I de C.V. informó del “juicio interpuesto por la Universidad Autónoma de México” —la empresa no consideró necesario incluir la palabra Nacional en el nombre de la UNAM”.
Dijo la empresa en ese reporte que “el Tribunal Colegiado resolvió que el asunto era competencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (’SCJNp) de tal suerte que ordenó su remisión a dicho tribunal de alzada y fue hasta el día 23 de septiembre de 2020 que la SCJN aprobó atraer el asunto haciendo valer su facultad de atracción y se encuentra radicado en la SCJN. A la fecha seguimos esperando que se resolución por parte del SCJN”.
Be Grand ya no tiene que esperar que la corte suprema resuelva: lo hizo y fue en contra de la ambición desmedida por el dinero, a favor de la UNAM y a favor de la ciudad que no necesita más desarrollos monstruosos.
No es la primera vez que la actual SCJN demuestra estar a favor de la gente y en contra del dinero.