Las notas más recientes las ha dado la virtual presidenta electa. Cada que anuncia a quiénes nombrará para ocupar secretarías de Estado, dicta la agenda. Afortunadamente, considero que los futuros nombramientos destacan por tratarse de perfiles que representan experiencia y profesionalismo. Solamente el de Mario Delgado a la Secretaria de Educación Pública ha sido reclamado.
El oficialismo se ha distinguido por su indiferencia hacia la educación.
Falta el secretario del trabajo.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) debe ser encabezada por una persona sin animadversiones políticas y con una profunda sensibilidad social. Es esencial que esta figura comprenda plenamente lo que significa el trabajo en todas sus dimensiones, pero también lo que implica la generación de empleos. No se trata de una lucha de clases, una noción que resulta obsoleta en el contexto actual. Es vital promover un equilibrio entre los factores de producción, reconociendo tanto las necesidades de los trabajadores como las de los empleadores.
El gobierno actual ha implementado leyes sin considerar un elemento crucial de las relaciones laborales: la negociación individual y colectiva. Nuestra legislación laboral establece mínimos, no máximos, lo que permite la flexibilidad necesaria para adaptarse a diversas circunstancias y acuerdos. Sin embargo, desde el oficialismo, se han impuesto medidas con un notable desconocimiento de la materia. Un claro ejemplo es la duplicación de los días de vacaciones sin ajustar la prima vacacional, lo que ha resultado en trabajadores que se quedan en casa sin los recursos suficientes para disfrutar de sus vacaciones, generando tensiones y problemas en el hogar.
La última reforma laboral es una muestra de la falta de conocimiento en el ámbito jurídico-laboral, resultando en la eliminación del tripartismo, la judicialización excesiva de los asuntos laborales y una reforma sindical que ha demostrado ser ineficaz.
El secretario del trabajo debe ser una persona que no esté influenciada por filias y fobias ideológicas, alguien capaz de actuar con imparcialidad y enfocarse en el bienestar de todos los actores involucrados en el espectro laboral. Es imperativo que esta persona posea un profundo entendimiento de las dinámicas laborales y sea capaz de fomentar un ambiente de diálogo y cooperación, donde las leyes y políticas laborales se construyan sobre la base de la negociación y el consenso, y no impuestas unilateralmente sin un conocimiento real de sus implicaciones prácticas.
La STPS requiere un liderazgo informado, equitativo y sensible, capaz de equilibrar las necesidades de trabajadores y empleadores, promoviendo un desarrollo laboral justo y sostenible.
Esperemos que así sea.
X: @HECavazosA