Entrevista a Isabel Rojas Estape

La sala entera reventó en aplausos, Isabel terminaba una de sus presentaciones y despertó emociones, lágrimas y risas de muchos asistentes. Estamos en Mérida en el segundo día del Congreso Internacional de las Familias www.wcfmexico.org, al que se dieron cita más de cinco mil ochocientas personas, en su gran mayoría del sureste del país.

Isabel Rojas Estape a quien siguen más de medio millón de personas en su Instagram @isabelrojasestape es una joven española que siendo periodista además de psicóloga logra una excelente capacidad de expresión; sus estudios, su cuna (hija de papá psiquiatra), su juventud, su maternidad y su experiencia hacen que toque tierra y legue a la cabeza y el corazón de sus audiencias.

Con ella charlamos largo y tendido sobre cómo las familias ayudan a sus miembros, familias vivas hijos fuertes. Ella asegura que más del 50% del bagaje con el que un hijo afronta el mundo lo debe a la familia.

Isabel habla como española, rápido y con firmeza; comenzó asegurándonos que la familia es fundamental para formar valores, creencias y conductas de los cero a los veinte años. Este aprendizaje incluye el modelo de la madre, el padre, los hermanos y el entorno social.

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Nos explicó sobre los tres modos de aprender en la familia: por imitación, el hijo que replica las conductas y creencias positivas de sus padres, si los padres leen, muy posiblemente los hijos van a leer…, se replican las conductas y creencias positivas observadas; por evitación: se evitan patrones que se percibieron como dañinos, el hijo del padre alcohólico que nos quiere saber nada del alcohol y finalmente el aprendizaje consciente donde se aprende a integrar lo vivido para mejorar.

Las experiencias familiares construyen los cimientos emocionales, como el afecto y la manera de relacionarse. Hasta el 78% de nuestras conductas y pensamientos son influenciados por la familia, nos aseguró Rojas Estapé.

Finalmente llegamos al meollo de la entrevista; le pregunté cuáles son las principales características de una familia saludable, de una familia que transmite a raudales salud, fuerza y vida a sus miembros, sin dudar, casi de inmediato, me dijo: comunicación, afecto, amor, optimismo y alegría.

Comunicación honesta y abierta

Por un lado hablar con sinceridad sobre las emociones y los eventos cotidianos y por otro escuchar a los hijos sin interrumpir, sin andar corrigiendo a cada momento. En la familia, nos aseguró Isabel, es importante facilitar un ambiente en el que todos puedan expresar sus pensamientos sin temor a represalias y donde se validen las emociones de cada miembro de la familia.

Además, asegura Rojas Estape, los padres deben poner el ejemplo y charlar sobre temas personales de su día a día, esto ayudar a normalizar las emociones y fortalecer los lazos. Las rutinas comunicativas, como dedicarse tiempo para compartir durante comidas, paseos o reuniones familiares, ayuda a mantener la conexión.

Finalmente nos explicó cómo vulnerabilizarse, mostrar las emociones -dolor, miedo, gozo…- no es sinónimo de debilidad, sino de humanidad, es muy válido en familia expresar cómo se siente uno y buscar apoyo en familia.

Afecto físico y emocional

Después de la comunicación honesta y abierta sin dudarlo, Isabel aseguró que el afecto físico y emocional es importantísimo para que una familia transmita fuerza, salud y vida a cada uno de sus miembros. El afecto físico y emocional en la familia es fundamental para fomentar vínculos saludables y construir una base sólida de bienestar emocional. Aquí hay algunos puntos importantes para considerar, aseguró Isabel.

La importancia de los abrazos y caricias: el contacto físico, como abrazos, caricias y palmadas en la espalda, libera oxitocina, conocida como la hormona del “bienestar”, que reduce el estrés y refuerza los lazos emocionales, estos gestos son especialmente significativos en momentos de alegría, consuelo o incluso reconciliación, ya que transmiten emociones más allá de las palabras.

Ejercer rituales de contacto físico, explica Isabel: incorporar el contacto físico en las rutinas diarias, por ejemplo, abrazar a los hijos al despertarlos o antes de ir a dormir, usar caricias mientras se comparte una actividad, como leer un cuento o simplemente al pasar tiempo juntos.

El afecto emocional además del contacto físico, nos aseguró Isabel, es crucial; que los padres expresen verbalmente su amor y aprecio con frases como “estoy orgulloso de ti” o “te quiero mucho” refuerzan el afecto emocional. Importante también finalizó Isabel, saber escuchar activamente y validar las emociones de los miembros de la familia porque esto fomenta un entorno de confianza y seguridad emocional, si el hijo dice tener miedo o estar cansado o sentir angustia no se le debe reprochar o negar.

Amar, aceptar a cada hijo como es

Después de explicarnos que la comunicación y el afecto son ejes centrales que dan vida, salud y fuerza a la familia y por lo mismo a cada uno de sus miembros, aseguró que amar, aceptar a cada uno como es resulta importantísimo. Esto es no juzgar, no comparar, no etiquetar.

Evitar juzgar y comparar a los hijos es clave para fomentar un ambiente familiar saludable y lleno de confianza. Nos compartió algunos puntos importantes sobre cómo lograrlo:

1. Reconoce que cada hijo es único, con sus propias fortalezas, debilidades y personalidad. La aceptación incondicional les brinda seguridad y refuerza su autoestima.

2. Evitar comparaciones: no compararlos con hermanos, primos u otros niños. Frases como “Mira cómo tu hermano hace esto” pueden generar rivalidad y baja autoestima, en lugar de comparar entre personas, sugiere Isabel enfocarse en el progreso individual, por ejemplo: “Hoy lograste esto mucho mejor que ayer”.

3. No etiquetar, que según Isabel es abstenerse de poner etiquetas, ya sean positivas o negativas, como “el inteligente”, “el desordenado” o “el rebelde”. Las etiquetas condicionan a los niños a actuar de acuerdo con ellas, limitando su desarrollo personal.

Implementar estas prácticas, asegura Rojas Estape, no solo fortalece los lazos familiares, sino que también ayuda a los hijos a sentirse valorados por quienes son, fomentando un desarrollo emocional positivo.

Optimismo y la alegría

Fomentar el optimismo y la alegría en la familia, junto con la comunicación, el afecto y el amor, son las cuatro principales características que debe tener una familia para dar fuerza y salud a cada uno de sus miembros. Para ello en concreto Isabel Rojas recomienda lo siguiente.

1. Cultivar el agradecimiento: que los hijos hagan una rutina diaria para compartir al menos una cosa por la que estén agradecidos. Esto ayuda a cambiar el enfoque hacia lo positivo.

2. Aprender a transformar los problemas en oportunidades: enséñales a los hijos (y practicarlo los papas también) a buscar algo positivo incluso en situaciones desafiantes. Por ejemplo, si llueve durante unas vacaciones, aprovechen para jugar juegos de mesa en casa o ver películas juntos.

3. Celebrar los logros, por pequeños que sean: celebra los éxitos de cada miembro de la familia, ya sea una buena calificación, aprender algo nuevo o superar un reto. Esto refuerza una actitud positiva hacia el esfuerzo y el progreso.

4. Rodearse de alegría con actividades divertidas: incorporen actividades regulares que les hagan sonreír: juegos, caminatas, sesiones de cocina familiar, días de arte o incluso algo tan simple como bailar en casa.

Finalmente evitar la negatividad constante, las críticas o quejas innecesarias y hasta sustituir frases negativas por comentarios más neutrales o soluciones, por ejemplo, en lugar de decir “siempre llegas tarde”, decir “sería genial organizar nuestro tiempo para llegar con calma”.

Entendimos finalmente después de una hora de conversación con Isabel que es la familia la que debe cambiar al mundo y no es mundo el que debe cambiar a la familia; que la familia es una célula con fuerza suficiente para blindarse ante la presión de un ambiente hostil.

Entendimos también la gran responsabilidad de los padres que no termina en traer hijos al mundo, sino en crear las condiciones y el ambiente en la familia para que esos hijos aporten y fortalezcan el mundo, por un mejor planeta; y eso se dará según nos aseguró Rojas Estape, si las familias cuidan y procurar 4 sellos o fortalezas: comunicación, afecto, amor y optimismo, capaces siempre de sanar las heridas de la vida que la infancia acumula. El CAAO (Comunicación, Afecto, Amor y Optimismo) en la familia evitará el ‘CAOS’ en el planeta.

Sin CAAO hay CAOS

Como efecto contrario vale referirse a cómo las experiencias familiares negativas pueden influir profundamente en la vida de una persona, a la mano están las historias de aquellos personajes históricos con conductas destructivas, como Hitler o Mussolini, que compartían heridas emocionales severas en su infancia, a menudo relacionadas con padres o figuras de apego que los humillaron, rechazaron o abandonaron.

Estas heridas emocionales pueden moldear la percepción de la vida y las acciones futuras de una persona, llevándolas a actuar desde el dolor y la carencia emocional. Es un tema complejo que subraya la importancia de una familia que nutra y apoye emocionalmente a sus miembros.

X: @pablomieryteran