Si el asunto no fuera tan serio —e inclusive tan peligroso para la nación—, cabría dejarlo pasar como un caso más de simpático periodismo chimoltrufio.
Pero Raymundo Riva Palacio no juega cuando dice una cosa, para luego expresar exactamente la contraria.
Es cierto: en algunos artículos el columnista de El Financiero afirma que los militares tienen excesivo poder.
Lo hizo el 23 de noviembre de 2020 en “El anhelo del general”. Presentó en ese texto una lista de los privilegios de las fuerzas armadas y concluyó que pudieron conseguirlos, así de plano, porque “tanto es su poder sobre el presidente”.
Hoy, 28 de junio de 2021, Riva Palacio en el mismo periódico afirma que están tan debilitados los militares —en efecto, por culpa del secretario de Defensa, general Luis Cresencio Sandoval— que no se han dado cuenta de que AMLO está a punto de desaparecer al ejército como institución.
El trío Los Tecolines —que en algunas fotos tenía cuatro integrantes, como Los Tres Mosqueteros— popularizó la canción ¿En qué quedamos por fin?.
Habría que dedicarle a don Raymundo ese éxito musical de hace ya bastantes años: ¿tienen los militares excesivo poder sobre el presidente de México, tal como afirma el columnista en algunas de sus publicaciones, o son tan insignificantes que no se han dado cuenta de que Andrés Manuel ha decidido exterminarlos?
En la citada columna de noviembre de 2020, Riva Palacio dijo una gran verdad: “Con los militares mexicanos no se juega”.
Si el colaborador de El Financiero no se sintiera protegido por fuerzas políticas o económicas capaces de retar —y decididas a hacerlo— al presidente López Obrador, no sería tan ofensivo con el militar más importante de México, el general Sandoval, a quien evidentemente utiliza como símbolo para desestabilizar a las fuerzas armadas, a veces exhibiéndolas con un poder ilimitado, a veces como simples peleles.
Desde luego, se puede —y se debe— cuestionar al ejército, pero ¿cuál es el propósito de hacerlo con falsedades?
No se vale partir de hechos criticables para llegar a conclusiones absurdas.
Sin duda fue una insensatez de algunas personas de la Secretaría de la Defensa borrar el logo de Morena de un autobús cargado con droga, pero lo más probable es que lo hicieron funcionarios menores.
Es decir, casi seguramente el general Sandoval no se enteró de tal hecho. Una prueba de ello es que, como dice el propio Riva Palacio, “paradójicamente”, las fotos originales las difundió la oficina de Comunicación Social de la Presidencia.
Cualquiera que haya sido la razón de eliminar de unas fotografías la imagen del partido político de izquierda, no da para concluir que el presidente AMLO desaparecerá al ejército, gracias a la desidia del general Sandoval.
¿Por qué Riva Palacio, siempre tan cercano a Carlos Salinas, difunde tal canallada? Quizá por la misma razón que le llevó a publicar un libro/propaganda sobre Colosio en el que no analiza el magnicidio de 1994, sino simple y sencillamente presenta cono un héroe al expresidente con quien el columnista de El Financiero colaboró.