rerer
‘Otra victoria como esta y volveré solo a casa’.
Pirro
Pírrico, pírrica:
Dicho de un triunfo o de una victoria: Obtenidos con más daño del vencedor que del vencido.
Diccionario de la lengua española
Primera pregunta
¿Va a ganar Morena las elecciones presidenciales de 2024? No hay certeza de que así ocurra, pero hay una probabilidad alta de que el instituto político de izquierda gobierne México al menos otro periodo sexenal.
El partido del presidente López Obrador sí y no ganó las elecciones intermedias de 2021...
Sí triunfó Morena porque, los números no mienten, logró más gubernaturas y más diputaciones que la oposición.
Pero no debería Morena presumir esa victoria porque la consiguió pagando un costo elevadísimo: se quedó sin el voto de las clases medias.
Segunda pregunta
¿Puede Morena seguir ganando elecciones, incluida la presidencial de 2024, solo con el voto de los pobres, que son muchos, demasiados millones? Puede, sin duda, pero ¿para qué? Sin el empuje de las clases medias, que son las más productivas, nuestro país se arruinaría en lo económico, generaría mucha más pobreza y la aventura de la izquierda en el poder terminaría entregada al dios del caos.
Tercera pregunta
¿El discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador incentiva a las clases medias? Desde luego que no. Tiene razón en enfatizar que él trabaja sobre todo para los pobres, pero si bien de vez en cuando afirma que respeta a la gente con más recursos económicos, creo que a este mensaje le ha faltado fuerza o repetición porque, es un hecho, no ha trascendido su convicción de que apoya a los emprendedores, de todos los tamaños, creadores de riqueza y empleos.
Cuarta pregunta
¿Las palabras de AMLO de después de las elecciones de 2021 alejaron a Morena todavía más de las clases medias? Por supuesto que sí. Molesto porque en los más importantes centros urbanos la 4T recibió un voto de castigo, Andrés Manuel insistió en que así debe ser para que su proyecto de gobierno se consolide. Pero, lógicamente, así no deben ser las cosas.
Quinta pregunta
¿El nombramiento de Rogelio Ramírez de la O como nuevo secretario de Hacienda busca corregir el error de insistir en que se puede gobernar sin las clases medias? Pienso que sí. Este economista tiene prestigio en los círculos financieros, como me lo comentaba ayer en una charla informal, con bastante entusiasmo, el siempre optimista Carlos Salazar, dirigente del Consejo Coordinador Empresarial. Tal prestigio también lo tiene Arturo Herrera, quien se va al Banco de México, pero su reputación de nada le ha servido a nadie, mucho menos a su todavía jefe, el presidente AMLO: el señor Herrera es el clásico caca de perico, que ni huele ni jiede, es decir, de personalidad tan gris que es como la categoría metafísica de la contingencia —así como existe podría no existir y nada cambiaría ni para bien ni para mal—.
Sexta pregunta
¿Hay gente líder en la 4T con reconocimiento entre las clases medias, a pesar de contar con orígenes en la izquierda verdadera, no en el PRI como muchos de los principales colaboradores de AMLO? La hay y el mejor ejemplo es Claudia Sheinbaum. La jefa de gobierno alcanzó tan buena reputación entre las clases medias debido a muchos factores, como la bien organizada campaña de vacunación, pero también, y sobre todo, por su terquedad ejemplar —que seguramente molestó al presidente López Obrador— de jamás quitarse el cubrebocas.
Séptima pregunta
¿Ha sido tan importante el cubrebocas para las clases medias mexicanas? Para las mexicanas y para las clases medias informadas y responsables de todo el mundo. ¡¡¡Viva el cubrebocas!!!
Octava pregunta
¿Por qué no ha querido Andrés Manuel ponerse el cubrebocas? Porque así se lo aconsejó científico devenido en merolico a quien enloqueció la popularidad y la ambición política, Hugo López-Gatell. Pero lo cierto es que el cubrebocas fue más que necesario para derrotar a la pandemia de coronavirus, y lo sigue siendo, tal como lo ha demostrado en su reciente visita a México la presidente Kabala. Eso sí, pronto, gracias al avance de las vacunas, podríamos prescindir de la telilla que nos colocamos en la cara para no poner en riesgo a la gente con la que convivimos.
Novena pregunta
¿Por qué, si el cubrebocas gracias a las vacunas pronto dejará de ser imprescindible, propongo entonces que Sheinbaum se ponga la mascarilla con la que llega Ramírez de la O? En realidad hablo de un cubrebocas más simbólico: acercarse a las clases medias capitalinas, aunque otro sea el discurso de AMLO —no necesariamente la práctica del presidente, un político ortodoxo en lo económico, como ha dicho Joaquín López-Dóriga en Milenio al comentar la llegada de Ramírez de la O a Hacienda—.
Ya tomó Claudia la dosis obligada de disciplina política al explicar lo que pasó en las elecciones en la lógica de Andrés Manuel. Ahora está obligada a algo más: seguir trabajando, como desde el principio, en lo que debe hacer como jefa de gobierno, no en lo que diga el presidente de México, quien normalmente —¡¡¡y afortunadamente!!!— con frecuencia se refuta a sí mismo en los hechos, como el ya tan mencionado nombramiento de Rogelio Ramírez de la O en Hacienda, donde todo el mundo espera que no sea un florero más en las elegantes oficinas de Palacio Nacional, tal como lo expresa hoy en El Financiero el columnista Darío Celis.
Décima pregunta
¿Se enojaría AMLO con Claudia si esta mujer insistiera en ponerse el cubrebocas de entenderse con las clases medias de la capital mexicana? No lo creo: Andrés Manuel es un extraordinario ser humano que no anda por la vida acopiando resentimientos. Además, fue eso lo que hizo el hoy presidente de México cuando gobernó la capital del país, ¿o acaso los extraordinarios segundos pisos o los muy bellos y útiles Puentes de los Poetas los construyó para los pobres? Como jefe de gobierno López Obrador atendió más que nadie a la gente realmente necesitada, pero dedicó mucho de su esfuerzo a resolver problemas de las clases medias. En sus campañas electorales presidenciales insistió en el diálogo con las personas de los niveles socioeconómicos altos y no tan altos de la mercadotecnia: los A/B (ricos y fifís), los C+ (clase media alta), los C (clase media).
Gracias a que cautivó a los y las votantes de tales segmentos más o menos altos, fue que logró AMLO en 2018 más del 50% de los sufragios. Desgraciadamente ya perdió contacto con tales grupos... y hasta dice que le basta para su transformación solo con el apoyo de las clases D y D+ (clase media baja y pobres), pero el presidente sabe que no es así. Por eso el cambio en Hacienda, por eso tendrá que alentar a que figuras tan representativas de la 4T como Sheinbaum y Ramírez de la O se pongan el cubrebocas del entendimiento con los sectores sociales que no son ¡¡¡ni quieren ser!!! ni jamás serán de izquierda, pero que representan el verdadero motor de nuestro país.