En junio de 2020, poco tiempo después de incorporarse a la bancada del PAN en el Senado —un par de meses antes había renunciado al grupo de Morena—, la legisladora Lilly Téllez dijo a Proyecto Puente, de Sonora: “Apoyaré a Alfonso Durazo para gubernatura de Sonora en 2021, yo no voy a buscarla”. Aquí el video:

Durante bastante tiempo, esa fue la posición de la senadora Téllez: por respeto al candidato a gobernador de Morena, Alfonso Durazo, cada vez que tenía oportunidad juraba que no se iba a meter para nada en el proceso electoral de Sonora.

Lilly tenía perfectamente claro que a ella mucha gente de Morena la había tratado mal, pero no Durazo, quien fue uno de los dos hombres que la invitaron a ser candidata a senadora —el otro se llama Andrés Manuel López Obrador.

Por un elemental sentido de la lealtad, Lilly Téllez había prometido no involucrarse en las elecciones de Sonora. Decenas de veces empeñó su palabra en ese sentido.

Pero encuestas matan lealtad. En todos los estudios serios que se han publicado Durazo le gana con facilidad extrema al candidato panista Ernesto El Borrego Gándara —el último, ayer jueves 27 de mayo, el de Reforma y Carlos Loret—.

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La contundencia de las encuestas a favor de Durazo convenció a la senadora Téllez de que debía incumplir su palabra, es decir, que tenía que comportarse como una política del montón. En sus tiempos de periodista jamás habría traicionado un compromiso como el que ella hizo sin que nadie la obligara.

No es una mala persona Lilly Téllez, claro que no. En su vida personal y periodística se ha comportado siempre respetando los valores de la ética. Pero la política la ha contaminado, qué pena. Ya volverá a lo suyo, la vida alejada del poder donde los compromisos y la palabra se cumplen.

Lo peor para Lilly es que, casi seguramente, su apoyo de última hora al candidato del PAN en Sonora no servirá para nada. Las encuestas no mienten: es estadísticamente significante la ventaja de Durazo, de Morena.