Ofrecer y pedir
Me corrigen a diario cuando pido disculpas. La gente culta con la que me relaciono me dice que debo ofrecer disculpas. Voy a defenderme.
Según la FundéuRAE, en este caso es lo mismo ofrecer que pedir: “Tanto pedir disculpas como ofrecer disculpas equivalen a disculparse, esto es, ‘pedir indulgencia’…”.
¿FundéuRAE? Fundación del Español Urgente patrocinada por la agencia de noticias EFE y la Real Academia Española.
¿Me perdonan o me disculpan?
Perdón por la conquista
Se verá pronto si los españoles, sobre todo su rey, son capaces de disculparse por lo ocurrido hace tantos años durante la conquista. Parecieran no estar interesados en disculparse por las atrocidades de aquella época, algo que cada quien juzgará si es correcto o no.
En ese tema hay división en México. Admitámoslo.
Los mexicanos españolistas, por así llamarlos, no están de acuerdo con el presidente López Obrador en su exigencia al reino de España para que formalmente se disculpe.
Pero otros mexicanos no solo no se sienten españoles, sino que están molestos con ese país por las crueldades de los conquistadores que impusieron en nuestro territorio su lengua, su cultura y su religión —a mí lo que verdaderamente me deprime de aquel hecho histórico es que seamos en México tan católicos; ojalá lo superemos y entremos en una etapa atea mucho más humanista y racional…
Supongo que el tema de las disculpas del rey Felipe VI será lo principal en la agenda de la agregada cultural indígena que despachará en la embajada mexicana en Madrid. Supongo que Marcelo Ebrard, aunque no esté de acuerdo, nombrará en cuestión de días a la sustituta de Brenda Lozano, ¿o no obedecerá al presidente López Obrador?; en sí mismo el hecho será noticioso, pero lo será aún más porque casi seguramente chocará con una españolista Casa de México en España patrocinada por empresarios de nuestro país, sobre todo por Valentín Díez, y dirigida por Ximena Caraza.
Habrá oportunidad de ver lo que ocurre. Pero, por lo pronto, le dejo un consejo —que no me ha pedido— al presidente López Obrador: si quiere que su exigencia de disculpas sea bien recibida en algunos sectores de España, que la agregada cultural indígena organice eventos en Barcelona, donde la mitad de la gente no se siente española y cuyos líderes políticos e intelectuales, republicanos todos, gozosamente apoyarán cualquier cosa que genere problemas, así sean menores, a la monarquía que rechazan y de la que buscan independizarse.
Divisiones en México, las hay; en España la misma cosa.
La otra disculpa española
He leído en el Financial Times un fuerte reportaje sobre el avance de la desertificación en España, “donde alrededor de una quinta parte del país ya está afectado”.
Las causas son numerosas y deben ser atendidas, aunque quizá ya sea demasiado tarde.
De inmediato pensé en la Vuelta a España, espectáculo deportivo extraordinario, pero… esta vez tristísimo.
Los ciclistas —sobre todo el español Enric Mas y el esloveno Primož Roglič— se han visto enormes luchando contra las montaña seca, contra el viento tórrido, contra el calor extremo, contra el creciente desierto.
Comentarios típicos sobre la Vuelta 2021:
- “En Cullera, donde una sombra es un milagro” (Carlos Arribas, de El País).
- “No había ni un filo de sombra” (Damiano Caruso, ganador de la novena etapa, la más dura hasta el momento).
- “Récord de calor en la segunda etapa de la Vuelta de España 2021: ¡37.4 grados! (diario Marca)
- “Miré la cima desde abajo y me dije, qué tan lejos está, cómo podré llegar con este calor” (Primož Roglič, líder).
Antiturística superproducción de TV
La organización de la Vuelta a España, la tercera competencia ciclista por etapas más importante del mundo, lo ha hecho todo bien. Su transmisión de televisión tiene el nivel del Giro de Italia y del Tour de Francia.
La diferencia entre tales carreras de tres etapas está en lo que muestran las cámaras cuando no enfocan a los ciclistas o a los castillos ubicados al lado de las carreteras: en el Tour y en el Giro vegetación, montañas verdes; en la Vuelta, desierto, montañas grises o cafés por la falta de árboles.
Está obligada España a trabajar para intentar revertir el problema, gravísimo, de la desertificación. Algo empezará a hacer el gobierno de ese país, tarde sin duda, pero es bueno que se dé el primer paso: Teresa Ribera, viceprimera ministra y ministra de medio ambiente dijo al Financial Times que “el gobierno planea establecer una estrategia nacional este otoño, la primera en 13 años”.
Además de ponerse las pilas, España deberá disculparse con Europa y con el planeta entero por el daño ambiental que generado el hecho de haber privilegiado la excesiva explotación agrícola que solo a unos cuantos beneficia y a la que debe ese país cada día más zonas desérticas.
Pedir perdón es lo correcto después de cometer un error, producto de la ambición, que afecta a todo un planeta.