Donaldo
La política es una de las profesiones que más pone a prueba la ética. La generosidad y la mezquindad, la grandeza y lo ruin aparecen de continuo. Como decía el historiador Tucídides, mientras no cambie la naturaleza humana, la historia estará condenada a repetirse.
Recuerdo la derrota que en 1989 sufrió el PRI en Baja California, que fue la primera vez que el tricolor perdiera un estado; entonces muchos miembros del gabinete salinista pedían la cabeza de Luis Donaldo Colosio.
En ese tiempo conocí a Colosio. Aquella derrota no había sido su culpa, sino del viejo priismo que era rechazado por los electores del norte de México. Pero...
Aunque no era su responsabilidad, en el equipo del presidente Carlos Salinas de Gortari culparon a Luis Donaldo. Hubo quien lo llamó “Luis ‘Derrotas’ Colosio”. Donaldo me confió que ese sobrenombre le afectó, desde luego bastante menos que las grillas de sus compañeros salinistas. Miserables sobran en los grupos políticos.
Colosio, a quien en ese tiempo todos en el entorno de Salinas veían destruido, realizó un ejercicio de reflexión a solas y con sus colaboradores y amigos más confiables, y a partir de ahí ideó y ejecutó una estrategia para las nuevas circunstancias del PRI, y creció como persona y como político.
Sin duda, el sonorense salió más que avante y se constituyó en un gran líder al que se sigue recordando.
Hoy Luis Donaldo es lo que ninguno de sus contemporáneos ya retirados o activos en la vida pública ha logrado: simple y sencillamente es un héroe.
En efecto, “Luis ‘Derrotas’ Colosio” hizo de aquel tropiezo una victoria histórica y en la actualidad él es monumento, avenida, plaza, celebración anual en no pocos lugares del país, ejemplo para millones.
Claudia y la ruindad
La mezquindad se exhibe ahora frente a los resultados de Morena en la Ciudad de México; el fuego amigo quiere herir, pero se conoce ese tipo de campañas por su pobreza y ruindad.
Claudia Sheinbaum saldrá airosa, no hay duda, pues tiene el carácter y la entereza para fortalecerse y crecer ante las dificultades.
No le resultará sencillo. Ahora mismo en la izquierda y en la derecha se culpa a Claudia por la derrota de Morena en la mitad de la Ciudad de México. La culpan en el gabinete de AMLO y en la oposición, en los medios y en las redes, en los círculos intelectuales y en las familias sin mayor cultura política. Así son las cosas en la política.
Pero Andrés Manuel y Claudia, Monreal y Ebrard, el PRI y Morena, el PAN y los otros partidos saben perfectamente lo que pasó: hay un fuerte rechazo a la 4T en las regiones más desarrolladas de México, como Monterrey, Guadalajara, Querétaro, León y las demarcaciones del poniente de la ciudad capital. Es un rechazo generado por la propia dinámica de la 4T, por la ideología del gobierno actual, por algunos proyectos que la gente que no es de izquierda preferiría se cancelaran.
Sheinbaum es una de las pocas personas de la 4T elogiada por gente respetada de la comunidad no izquierdista y aun conservadora nacional e internacional. Su trabajo ha sido excelente, tal como lo reconocerían si se les preguntara tantas personas de Polanco, Santa Fe, Pedregal, San Ángel, Las Águilas, que han reconocido y aun agradecido las buenas acciones de Claudia, sobre todo la campaña de vacunación.
No perdió Claudia Sheinbaum, pero evidentemente, por elemental disciplina política y decencia personal, se va a tragar sin protestar, en principio, una culpabilidad que no le corresponde y que se genera sobre todo desde el interior de la 4T.
Más allá de que AMLO está obligado a poner orden para detener ese linchamiento, lo cierto es que tales ataques no la van a destruir. Una persona tan inteligente, preparada y valiente como Claudia no se va a dejar; aquí aplica a la perfección aquello de que la fuerza que te agrede y no te destruye, te fortalece.
Veremos a la doctora Sheinbaum en todavía mayores y mejores posiciones.