El —ya muy pronto, en unos cuantos días— exgobernador de Chihuahua quiso realizar un gobierno de dimensiones históricas.
Lo intentó Javier Corral no por la vía poco espectacular de —simple y sencillamente— gobernar mejor que sus antecesores.
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Corral se fue por el show justiciero. Pretendió destacar con investigaciones penales, supuestamente para combatir la corrupción:
- Desde el día uno de su gobierno trabajó para meter a una cárcel chihuahuense al exgobernador César Duarte; al final del periodo Duarte fue arrestado, en Estados Unidos, donde enfrenta un proceso de extradición, que podría resultarle favorable.
- Frustrado por su incapacidad para realmente castigar a Duarte, Corral se conformó con un pez pequeño, el exsecretario del PRI Alejandro Gutiérrez.
- Corral buscó utilizar el caso de Gutiérrez para demostrar una enorme trama corrupta de priistas de todo el país. Falló.
- Quedaron en simple ruido las investigaciones contra el exdirigente priista Manlio Fabio Beltrones.
- Javier Corral inclusive pensó que podía llevar a un juicio penal al expresidente Enrique Peña Nieto. No pasó nada.
- Durante la pasada campaña electoral, Corral se obsesionó con encarcelar a Maru Campos, candidata a gobernadora de su partido; la acusó de cohecho, uso ilegal de atribuciones y fraude procesal. Fracasó.
- Si Javier Corral pretendía con lo anterior restarle votos a la señora Campos, ocurrió lo contrario: ella ganó, por las buenas, en una de las mejores campañas electorales de 2021.
La maldición del buey
Desde su victoria, la gobernadora electa de Chihuahua ha dicho básicamente tres cosas acerca de Javier Corral:
- Que este tipo se ha negado a colaborar en el proceso de transición.
- Que Corral dejó sin dinero a Chihuahua.
- Que Corral le vale gorro, ya que para ella lo importante es pensar en Chihuahua.
Ya se verá qué tanto se olvida Maru Campos del político que la acusó con falsedades, quien por arrogancia no ha colaborado con ella y, sin duda, debe ser el responsable de que el gobierno de Chihuahua esté prácticamente en quiebra.
Si ya al frente del gobierno no logra olvidar Maru Campos a Javier Corral, quizá entonces recordará aquello de que “los carniceros de hoy serán los bueyes mañana”.
Como carnicero Corral no fue tan eficiente y brutal como soñó; como buey podría la gobernadora Campos cortarlo en pedacitos para entregarlo a una opinión pública siempre deseosa de saciar su hambre de justicia con políticos caídos a los que no les salen las cuentas, como parece ser el caso del ya muy pronto exgobernador.
Corral está listo para que lo destace una carnicera a la que él quiso matar, y no pudo.