Todo el mundo dijo ayer en la noche que Julio Scherer renunciaba al gobierno del presidente AMLO.
Hasta la revista histórica de la que Julio es accionista, Proceso, dio a conocer que el consejero jurídico de la presidencia mexicana dejaba su cargo.
Se especuló bastante acerca de las posibles razones detrás de la dimisión del abogado Scherer.
Personalmente no quise especular; simple y sencillamente lamenté que se alejara de la 4T no solo el mejor de los colaboradores de Andrés Manuel, sino la prueba viva de que, como nunca antes, el actual gobierno está comprometido con la libertad de expresión.
Considero el mayor logro de la administración lopezobradorista el hecho de que trabaje tan cerca del presidente el socio de una revista que, tiro por viaje, cuestiona mucho muy fuertemente al actual gobernante, tal como lo hicieron los editores y periodistas de Proceso con otros mandatarios, a saber: Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
En la prensa mexicana, en la que hoy abundan críticos oportunistas del presidente, ningún medio es más duro con AMLO que la revista Proceso.
Hay una diferencia entre lo realizado por Proceso y los cuestionamientos a Andrés Manuel de medios antes amables con el poder presidencial, como El Universal, El Financiero o Milenio: en el semanario Proceso sus críticas nada tienen que ver con si reciben, o no, publicidad oficial.
En otro artículo, parecido al que hoy publica Darío Celis en El Financiero, expresé mi pesar porque los grupos empresariales mexicanos, con la salida de Scherer, se quedaban sin el único enlace confiable y eficaz con el gobierno de izquierda.
Pero, por fortuna, pues que siempre no. Que dijo el vocero de AMLO, don Jesús Ramírez, que si Julio estaba decidido a irse, pues que ya no se fue: se queda al lado del presidente, y todos felices y contentos.
Hoy, en su tercer informe, Andrés Manuel presumió siete récords históricos de su gobierno; todos sin duda apreciables:
- 1. Récord histórico en remesas.
- 2. Récord histórico en inversión extranjera.
- 3. Récord histórico en incremento al salario mínimo.
- 4. Récord histórico en no devaluación del peso.
- 5. Récord histórico en no incremento de deuda.
- 6. Récord histórico en aumento del índice de bolsa de valores.
- 7. Récord histórico en las reservas del Banco de México.
La verdad de las cosas es que todos esos récords pueden ser superados por gobiernos del futuro, de izquierda, de centro, de derecha, socialistas o neoliberales, porque, como en los Juegos Olímpicos, los récords se hicieron para romperse.
El octavo récord de la 4T que AMLO olvidó mencionar será mucho más difícil, casi imposible de romper. Veamos.
Octavo récord: el de las renuncias más pintorescas del mundo. Pintorescas, sí, es decir, afirman los diccionarios, “que atraen o resultan agradables o interesantes por su tipismo”.
¿Tipismo? Sí, “conjunto de caracteres o rasgos típicos”, esto es, folclóricos. Es que todo en la 4T se hace tan en la lógica de las costumbres nacionales.
Ya habrá oportunidad, en otro artículo, de analizar si eso es bueno o malo.
Por lo pronto, celebremos con vino de mil pesos que Julio Scherer siga al lado de AMLO.
Posdata ciclista
Pronostiqué que en la durísima etapa de los lagos de Covadonga de la Vuelta a España al esloveno Primož Roglič lo iban a derrotar el español Enric Mas y el colombiano Miguel Ángel López. Me equivoqué: Roglič los hizo pedazos en una realmente portentosa exhibición de fuerza para domar la dura montaña.