El evento
Ayer se hizo el silencio entre Mario Delgado y Claudia Sheinbaum; el más impactante silencio posible porque él y ella lo sintieron en el contexto, ruidoso en extremo, de una celebración política particularmente importante.
Celebración especialmente ruidosa, esta vez, por dos razones: (i) festejaban los y las militantes de izquierda el triunfo de AMLO en 2018, y (ii) el brutal contraste de que, mientras al dirigente de Morena se le abucheaba, a la jefa del gobierno capitalino se le gritaba “¡presidenta, presidenta, presidenta!”.
Quizá, sin palabras, él y ella repitieron el más filosófico diálogo de las películas de James Bond:
Claudia: “Todo el mundo necesita un hobby”.
Mario: “¿Cuál es el tuyo?
Claudia: “Resucitar”.
Platonismo siglo XXI
Si la prensa adicta a las viejas formas del poder mató a Sheinbaum porque Morena perdió algunas alcaldías en la Ciudad de México, la militancia del partido fundado por Andrés Manuel decidió darle una nueva —y por lo visto más vigorosa— vida política.
La hora de las mujeres
No sé si Sheinbaum será presidenta. Eso lo decidirá la gente, en las urnas, en 2024. Ni siquiera es seguro que Claudia se quede con la candidatura presidencial de Morena. La militancia izquierdista claramente la prefiere sobre las otras opciones, pero todo puede pasar.
El hecho, no solo en la izquierda, es que México necesita a una mujer en la presidencia del país. Han sido demasiados sexenios encabezados por hombres... y prácticamente todos ellos han fallado; sin duda, llegó la hora de las señoras al frente del gobierno.
¿Hay en la oposición mujeres con posibilidades de llegar al poder en 2024? Claro que sí, mencionó a algunas:
√ Margarita Zavala —¿expanista?—, quien sigue siendo una opción, a pesar de tantos pesares.
√ La pronto exgobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, si se decidiera a dar la pelea en el PRI; imposible culparla por la derrota de Ernesto Gándara, quien nomás no tuvo tamaños para enfrentar a Alfonso Durazo.
√ Xóchitl Gálvez, senadora. Solo se le conocen victorias, inclusive cuando buscó la gubernatura de Hidalgo, donde le robaron las elecciones.
El fantasma de la Merkel
Pienso que Sheinbaum lleva ventaja, no solo por representar al partido actualmente en el poder, sino por su perfil, bastante parecido al de la mejor gobernante que el mundo ha conocido en los últimos años, Angela Merkel, de Alemania.
Sheinbaum, como Merkel, estudió física —necesitamos más gente de ciencia en la política; basta ya de abogados, economistas, etcétera—, y la jefa de gobierno de la CDMX, como la canciller alemana, es eficaz y discreta tanto en su vida pública como en la privada.
La discreción es una virtud. Al esposo de Merkel lo han apodado el “fantasma de la ópera” porque solo se deja ver en funciones musicales que no está dispuesto a perderse, como las presentaciones de óperas de Wagner en el festival de Bayreuth. De las actividades personales de Claudia muy poco conocemos. Hace unos años dijo por ahí que tiene un novio que ya había sido su novio, hace años, en la facultad de ciencias…, y ya no se ha vuelto a escuchar nada acerca de eso.
Es bueno que las parejas de quienes gobiernan sean fantasmales, es decir, que solo aparezcan fugazmente muy de vez en cuando. Vaya que hemos sufrido por esposas metiches, como Marta Sahagún, la mera jefa del presidente Fox.
Las periodistas
En fin, el tiempo femenino y aun feminista ha llegado a la política. Y también a los medios de comunicación. En los diarios el machismo sigue dominando, pero son mujeres tres de las más destacadas periodistas mexicanas, Carmen Lira, directora de La Jornada; Carmen Aristegui, referencia fundamental en este oficio, y Denise Maerker, conductora del noticiero con más audiencia en la TV, En Punto, de Televisa.
Pero si en la política hay por desgracia mujeres sin ética —Elba Esther Gordillo y la mencionada señora Marta son dos lamentables ejemplos—, en los medios también. Comento esto último porque Dolia Estevez, famosa por reportear noticias relacionadas con México en Estados Unidos, hizo recientemente un pequeño enredo por no haber leído un boletín de la embajada mexicana en Washington.
Tal dependencia anunció que el embajador Esteban Moctezuma programaba reuniones con dos gobernadores electos que, en algún momento visitarían la capital estadounidense, Samuel García, de Nuevo León, y Alfonso Durazo, de Sonora. El primero que llegó a esa ciudad, y tuvo su cita con Moctezuma, fue el nuevoleonés. Ya viajará el sonorense a cumplir una agenda en Washington.
Increíblemente, Estévez acusó de mentiroso o por lo menos de ser “ambiguo” al embajador Moctezuma porque, dijo la periodista, ella confirmó que Durazo no estaba en esa capital. ¡Lógicamente no estaba! No había necesidad de que la reportera investigara nada. El boletín era clarísimo: ambos gobernadores “de manera separada planean realizar visitas de trabajo a la ciudad de Washington, D.C.”.
¿En serio una periodista tan experimentada no sabe leer? Solo hay una explicación al hecho de hacer tan mala interpretación de un anuncio mediático de la embajada mexicana en Estados Unidos: poner a pelear a Durazo y a Moctezuma. No ocurrirá porque los dos se conocen desde hace décadas, son profesionales y hasta amigos y no se atreverían —ni que estuvieran locos— a provocarle un problema al presidente López Obrador.
¿Por qué la evidente falsedad difundida por la señora Estévez? Ella no es una mujer ingenua, así que seguramente hay algún grillo o alguna grilla detrás. Qué pena.
Ellas, preferibles por distintas
Es la hora de las mujeres en la política y en los medios porque han demostrado que respetan más los valores éticos que los hombres. Ojalá ya no tengan espacios relevantes las Gordillo… o las Estévez. O quizá habría que decirlo de otro modo: si Elba Esther es imposible que cambie, Dolia tiene remedio, así que puede sin duda corregir, empezando por disculparse. ¿Qué dijo una mentira bastante menor? Sin duda, pero hasta una engañifa tan pequeña exige una sincera rectificación.