La política es entretenimiento. Las campañas de la elección 2021 nos trajeron canciones, memes, burlas, bailes, remixes de las canciones que ya habían sacado, e historias de amor entre los candidatos y sus parejas.

Nadie de mis amigos de Monterrey me pueden decir una sola propuesta de Luis Donaldo Colosio. Ni una sola. De Samuel mínimo se recuerda lo del pacto fiscal (que empezó con “salirnos” y acabó con “negociar”) y el nuevo estadio de los Tigres. Las campañas hace mucho que dejaron de ser de fondo y son pura forma. Si eres candidato, eres un producto de la mercadotecnia.

Vaya el partido Verde mantuvo el registro por el Tucán. Si nos quitaron al Tigre Toño y a Pancho Pantera de los envases de comida azucarada, porque ni el Tigre ni Pancho van a hacer a un niño jugar mejor al fútbol, pero sí lo van a engordar y enfermar; deberían de quitarnos al Tucán del Verde. Así de sencillo. Es pura mercadotecnia y también enferma.

Todo es show hoy y mañana no parece que esta tendencia vaya a cambiar. Vamos a vivir en 2024 una campaña de políticos Tiktokeros, porque los youtuberos e instagrameros van de salida. Vamos a ver canciones reguetoneras y a políticos perreando con sus parejas sentimentales.

Las campañas electorales siempre han servido para entretenernos.

Es como ver una radionovela de los 60s, daba de qué hablar. Ver desde los preparativos del mundial del 70, hasta la politiquería involucrada, era de lo que hablabas en la comida familiar. Las grandes películas de Hollywood en los 80s, las novelas infantiles y juveniles de los 90s. Y los programas de realidad sin guión, reality shows, de los 00s. Y así hasta llegar a la serie de Luis Miguel de los domingos en Netflix, solo la vemos porque nos desconecta de nuestras vidas, nos entretiene y hasta aprendemos algo.

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Todo es entretenimiento, nos gusta entretenernos, olvidarnos, perdernos.

Es por eso que la campaña de campañas del 2021, la de Samuel García, fue tan eficiente: tuvo romance, drama, comedia, realidad sin guión y un final feliz.

En Twitter, desde hace días, está toda esta polémica por saber si Margarita Zavala hizo fraude. Hoy en la mañanera una periodista hasta le preguntó al presidente y sacó lo de un algoritmo, haciendo un símil con el 2006, esperando que el presidente mordiera el anzuelo.

El hecho es que Zavala fue la diputada más votada a nivel nacional, eso hace que la izquierda se vuelva loca y solo se lo expliquen con “fraude”. Hubo una casilla, en las Lomas de la CDMX, lugar fifí entre fifís, que hizo “zapato”. Margarita, desde una diputación querrá llegar a la candidatura de la oposición en 2024.

Pero enfrente, en su mismo bando, se enfrenta a Ricardo Anaya. Un tipo gris y hasta aburrido que este año algo cambió, algo le hizo click y sin ser candidato empezó a entretenernos: viaja por el país, critica al presidente, se pone de pechito para que le hagamos memes, se burla de sí mismo; es, por ahora, un tipo que da de qué hablar.

Margarita, una de las mujeres más sin chiste de la política mexicana.

Tendrá que empezar el pleito y tendrá que hacerlo rápido: provocar con Ricardo Anaya. Nada divierte más que una buena pelea. Tendrán que sacarse declaraciones, videos y hasta filtraciones en el NYT para hacer que los volteemos a ver. Ricardo pensará que ella lo necesita más que él a ella, pero es innegable que juntos podrían formar una alianza mediática que los lleve hasta el 2023, a la antesala de la candidatura.

Porque el pleito madre, el que se lleva titulares internacionales, columnas nacionales y hasta la mañanera entera es el de Claudia vs Marcelo. Este sí se puso bueno. Claudia lo tiene contra las cuerdas, a patadas, ahorcadas y piquetes de ojo (porque no me imagino esto como una civilizada pelea de box sino de una pelea de artes marciales mixtas) y en cualquier momento lo noquea.

Hoy en medio de la aceptación del presidente de que sí hubo una filtración al New York Times, Claudia lanzó una foto con Julio Scherer en Twitter, medio sin venir al caso. “No soy solo yo compadre” parecía que le decía al canciller.

El fin de semana vi una pelea, precisamente de MMA, donde el vencedor noqueaba en 7 segundos a su contrincante, pero al celebrar subiéndose a la rejilla del octágono. Se rompió la rodilla. En la celebración, probablemente se quedó sin carrera.

Todo puede pasar, no porque Claudia gane este pleito significa que ya es la candidata. Si Sheinbaum gana tendrá que no celebrar el triunfo.

¿Cuál es la pelea principal? Esa por la que se paga el Pago por Evento: ¿Claudia vs Marcelo o Margarita vs Anaya? La locura sería que ninguna de las dos, que estas sean las previas y la madre de todas las peleas, la que nos va a en realidad nos va a saciar esta sed de entretenimiento, apenas esté por llegar.

¿Estamos listos para un Noroña vs Tatiana?