Despedazar a una joven embarazada para quitarle a su bebé es solo una muestra de las atrocidades que se pueden cometer.

La autora intelectual de este crimen pagó diez mil pesos a un sujeto para abrirle el vientre, sacar a la criatura y dejar a la madre muerta.

Le quitaron la placenta y se fingió que Verónica la metió en su vagina para fingir que acababa de dar a luz.

Los motivos no importan.

Nadie debiera sentirse con derecho de arrebatar la vida a una joven que estaba a días de cumplir su sueño: ser madre.

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En paralelo lamentamos el asesinato de una menor de 13 años, Yesenia, quien descubrió la infidelidad de su madrastra y por ello, le quitaron la vida.

Yesenia salió de su casa a comprar una botana y encontró la muerte.

Con voz temblorosa su padre menciona que no es posible que en su colonia, donde hay un kínder y una escuela primaria, no exista suficiente vigilancia ni alumbrado público. Pero lo más alarmante es que en ambos casos, la idea de asesinarlas salió de la mente perturbada de otra mujer.

En Veracruz las cosas parecen salirse de control.

No estamos hablando solamente del machismo feminicida que ha marcado la sociedad mexicana por décadas, pues pese a los esfuerzos de los colectivos feministas, pese a su lucha y pese a la tan llevada y traída “sororidad”, la mente homicida en estos lamentables sucesos, tiene aroma de mujer.

Por supuesto, no todos los feminicidios ocurren por las mismas causas, ni todas las mujeres son asesinas, pero llega a parecer antinatura que una mujer decida ultimar a otra.

Y sin embargo, ocurrió.

Por desgracia, Veracruz está en el ojo del huracán por ocupar el escandaloso tercer lugar en feminicidios a nivel nacional, solo por debajo del Estado de México y de Nuevo León.

Las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública son preocupantes, pues en nuestro estado cada mes se cometen en promedio seis feminicidios, dando un total de 60 en lo que va del año.

El mes con el índice más alto fue abril con 11 casos, seguido de febrero con 9; enero, marzo, mayo, agosto y septiembre, 6 casos respectivamente; 3 en junio; 2 en julio, y 5 en octubre.

Estas cifras, por supuesto, pueden ser mayores, pues solo estamos hablando de los casos que tienen abierta una carpeta de investigación en la Fiscalía General del Estado (FGE).

La violencia feminicida es una tarea pendiente que las autoridades atienden con poca premura. Como ejemplo tenemos el tortuguismo legislativo en el caso de la Ley Monse, cuya iniciativa se presentó en junio y fue hasta el 28 de noviembre cuando se logró el dictamen, quedando el compromiso de que el documento se incluiría en el orden del día del 1 de diciembre, pero no fue así.

La Ley Monse pretende sancionar el encubrimiento de familiares a presuntos feminicidas, como sucedió en el lamentable caso de Monserrat Bedtimes, quien murió tras la golpiza que le propinó su pareja sentimental, Marlon Botas, en abril del año pasado.

Pese a la gravedad de los hechos, la iniciativa está en el tintero y se espera sea aprobada en el Senado.

Sin embargo, lo deseable es que no se espere a que el homicidio ocurra, o como se dice coloquialmente, “tapar el pozo después del niño ahogado”.

Urge que en Veracruz las tres alertas de género con las que contamos, cumplan su objetivo y cese la violencia hacia las niñas, jóvenes y mujeres en general.

El escenario deseable es que se eduque con perspectiva de género desde temprana edad para no normalizar la violencia ni hacer del asesinato algo cotidiano.

Las políticas públicas para la prevención del delito, donde niños y jóvenes de ambos sexos sean educados con base en el respeto y el amor a la vida son también tarea pendiente.

La sociedad en general, debe frenar la barbarie.

Finalmente, en un escenario aún más deseable y hasta urgente, se debe reflexionar en la necesidad de que los gobiernos de los estados respeten la paridad de género y la presencia de la mujer en la esfera política siga ganando terreno.

Más mujeres al frente de los gobiernos, más funcionarias públicas comprometidas, es la mejor opción.

En Veracruz, esto urge, El estado está ávido de un gobierno comandado por la sensibilidad de una mujer y hay varias que pueden figurar en la lista.

Pensar que no estamos preparados para ser gobernados por el mal llamado “sexo débil” es en verdad un grave error. Es el momento, es ahora, es ya.

¿Qué opina usted, amable lector?