Critiqué y no poco al actual gobierno federal en cuanto a no haber incluido, relativamente a los demás estados del sur sureste en los mega proyectos del primer sexenio de la cuartel transformación, y aún pienso en ese tenor, pero quizás desde presidencia se pensó (no sin razón) que se tiene la Autopista del Sol y que las playas de esa entidad son las de todo el centro del país, la llamada megalópolis.
Ahora, en cuánto a la reacción por el brutal super huracán Otis, fenómeno de ese tipo inédito en ciudad alguna, fue el gobierno federal quien salvó a Acapulco de la penumbra total: De la incomunicación, ya fuera por concepto de vialidades y también en telecomunicaciones (donde Grupo Carso y sus subsidiarias Telmex, América móvil e Infinitum, de parte de la IP, merece mención aparte).
Pero llama la atención el odio visto en redes por algunas pocas almas podridas hacia la población del puerto, debido a los aplastantes resultados en los comicios para presidente en Acapulco, donde Claudia Sheinbaum ganó con más del 80% de los votos; toda esa gente, que se cree que el mundo gira alrededor de su mini burbuja, llaman a no volver a ayudar, a ya no visitar al destino turístico insignia de México y más barbaridades.
Solo puntualizar que la labor del gobierno federal fue la que salvó a una Ciudad herida de muerte de la total penumbra (CFE), del hambre (las millones de despensas de las fuerzas armadas), la reconstrucción de los hogares (recursos monetarios y materiales entregados pulcramente por la Secretaria del Bienestar), programas de empleo temporal, no cobro de electricidad por 10 meses, autopista gratuita durante similar periodo, brigadas de la Conafor removiendo muchos miles de árboles, condonación de impuestos y mucho más; de hecho, el gabinete en pleno despachó desde Acapulco por buen tiempo.
No, Señores conservadores, es increíble que en medio de semejante derrota sigan en su absurda forma de pensar, para ser breve: las latitas de atún y sus botellas de agua que ‘envían’ recolectadas en centros de acopio de Polanco y luego enviadas a Acapulco, se agradecen, pero fueron como una gota que se arroja al océano.