Desde hace tiempo le traen ganas, lo ven como una persona no confiable a los intereses de varios grupos de la 4T; y que además, cuenta con información que podría representar un gran riesgo a varios de ellos. Santiago Nieto, el ex jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) se había convertido en uno de los hombres más eficaces de esta administración en la lucha contra la corrupción que tanto pregona el presidente, pero uno de los principales blancos al interior del mismo gobierno.
En gran medida por su trabajo, es que al día de hoy se ha podido sostener y avanzar en varias carpetas de investigación en contra de ex funcionarios y políticos de oposición que han sido señalados desde Palacio Nacional. A diferencia del trabajo hecho desde la FGR, Santiago Nieto había estado cumpliendo con la tarea que le había encomendado López Obrador.
De hecho, desde hace algún tiempo, muchas voces lo situaban como el sucesor natural del fiscal Alejandro Gertz Manero, a quien también le cuestionan su lealtad al proyecto, y lo señalan por sus vínculos con muchos de estos políticos hoy acusados por el actual régimen.
Lo anterior incrementó el recelo entre estos dos funcionarios públicos, y es sabido en los círculos internos del mismo gobierno de la enemistad que se guardan. De hecho, Nieto no ha dudado en expresar su desacuerdo públicamente cada que la FGR comete alguna pifia o es exhibida, como ocurrió con la famosa cena de Lozoya en el Hunan.
Por eso es que en los pasillos de Palacio Nacional, corre la tesis de que el escándalo de la ex secretaria de Turismo de la Ciudad de México, Paola Félix, en realidad se trató de “un cuatro” que se montó para tratar de exhibir, salpicar y descarrilar a Santiago Nieto. A raíz de ese suceso en donde el ex titular de la UIF, poco o nada tenía que ver, han empezado a salir cuestionamientos sobre su boda, las bebidas que se ofrecieron, las razones para hacerla en el extranjero en lugar de México, y todo lo que sirva para tratar de contraponerlo al discurso y al dogma de la 4T.
El principal sospechoso es precisamente el fiscal Gertz Manero, quien primero resolvió la herida autoinfligida que le representó el escándalo Lozoya, metiéndolo a la cárcel; para unos días después, lanzarse en contra de su principal rival político.
Antes de empezar este gobierno, una boda descarriló y prácticamente sepultó al hombre más cercano al Presidente, César Yáñez; hoy, acaban de lograr el mismo efecto con Santiago Nieto quien fue destituido abruptamente. Aunque habría que ver si acaba en esto o termina pasándole al fiscal lo que ocurrió con Irma Sandoval, cuando la acusaron de haber soltado la artillería y provocado la crisis en contra de Salgado Macedonio.
Hoy, el reciente escándalo pareciera tratarse de fuego amigo en contra Santiago Nieto o al menos ya se comenta eso en algunos pasillos de Palacio Nacional; pero mientras, el recién casado ya ha perdido esta batalla. El anterior ejemplo es un indicio real de que conforme se acerque la sucesión presidencial, el riesgo más grande que tiene Morena, es que entre ellos mismos, se pueden inmolar.