Sonora Power
Cuando llegó al gobierno Alfonso Durazo Montaño recibió a Sonora bajo fuego, al momento de su llegada —el 13 de septiembre de 2021— la situación era insostenible, a la entonces gobernadora Claudia Pavlovich la situación se le había ido de las manos, al cierre del mes de septiembre sumaban 1 mil 483 homicidios y Sonora se ubicaba en el lugar número 4 entre los estados más violentos del país.
En ese momento solo Guanajuato, Baja California y el Estado de México tenían una estadística peor que la de Sonora, pero además de la abierta disputa que prevalecía en el estado por territorios, que incendió a Cajeme a Guaymas, San Luis Río Colorado, Altar y Caborca, también apareció un problema de violencia feminicida, que trajo desapariciones y asesinatos de mujeres.
En pocas palabras el anterior gobierno perdió el control total de Sonora y de manera cotidiana nos enterábamos de tremendos sucesos de violencia sin que las autoridades hicieran algo.
En ese contexto fue que llegó Alfonso Durazo, con un estado sin rumbo en lo económico, sin gobernabilidad en lo social, con una descomposición política muy fuerte ante la implosión del PRI y el PAN y un gesto de sálvese quien pueda entre la clase política tradicional.
Antes de eso en Sonora tuvimos que soportar la arrogancia e irresponsabilidad política de un régimen que agonizaba y que antes de la llegada de la 4T al poder en la entidad, tuvo la ocurrencia de hacer una serie de reformas a la Constitución de Sonora, que violaban todo precepto del orden constitucional, se trataba de proteger privilegios y no dejar a las presuntas “hordas morenistas”, apoderarse de las instituciones de Sonora.
Todo fue en vano, en el 2021 Alfonso Durazo y Morena llegaron al poder, con mayoría absoluta en el Congreso del Estado y con una ventaja de 17 puntos sobre la alianza impura del PRI y el PAN, todos los candados se abrieron y la visión de la Cuarta Transformación acabó por tomar control político.
El problema es que mientras Claudia Pavlovich y sus operadores políticos se ocuparon de la “amenaza guinda” descuidaron los otros aspectos y perdieron el control del estado en materia de seguridad, pero también con un desastre en la administración pública.
De tal modo que para Alfonso Durazo, al llegar con la casa ardiendo, naturalmente que debió priorizar y tomar como eje fundamental de su trabajo, la necesidad de pacificar Sonora.
La estrategia partió de una coordinación estrecha con la federación y atender focos rojos, comenzando por el corredor San Carlos-Guaymas-Empalme, pero con especial atención también a la frontera y a Cajeme.
3 años después las cuentas muestran los resultados, la incidencia de homicidios dolosos ha disminuido en Sonora en un 30% y Sonora es el estado número 10 en cuanto a violencia. Se dice fácil, pero no lo es, frenar la incidencia delictiva en una entidad tan vasta y con tantos escenarios como lo es mi estado, implica una estrategia muy puntual entre inteligencia, coordinación y cerrar el paso a la impunidad, además de por supuesto ir a las causas.
Andrés Manuel López Obrador se tomó el tema como prioridad y con despliegues de la Guardia Nacional, la coordinación de la estrategia a seguirse en manos de la Secretaría de Marina y un plan intenso de vigilancia en todo el territorio estatal logró ese resultado.
Ahora el reto de las autoridades federales, que encabeza Claudia Sheinbaum Pardo, es acabar de controlar Sonora, llevar a Sonora a índices de “normalidad” y es que al ser Sonora una entidad fronteriza con fuerte presencia de grupos criminales dedicados al trasiego de droga, pero con otras actividades ilícitas e incluso con mercados locales de narcomenudeo, se antoja complejo completar una labor de criminalidad cero.
En mi conversación con el gobernador Alfonso Durazo, abordamos este tema y su visión es la de seguir avanzando y acabar con problemas de violencia hacia la población abierta y cerrar además la brecha para acabar con los llamados focos rojos.
Es convicción del gobernador que Sonora se puede pacificar siguiendo la actual estrategia y por eso su apuesta es ir a las causas y cerrarle la brecha a los generadores de violencia con inteligencia, con la detención de objetivos prioritarios y acabando con los focos rojos.
Ayer le presenté la situación de mi estado a la presidenta Claudia Sheinbaum, retomando los datos ya mencionados y hablándole a la jefa del poder ejecutivo federal de la necesidad de llevar a Sonora a ubicarse entre los estados más seguros.
En este enfoque la presidenta confirmó que hay una estrategia especial para Sonora y que se busca acabar con las situaciones de riesgo para población abierta.
“Estamos aportando (esfuerzo) adicional a lo que venía haciendo el presidente López Obrador, es este trabajo más coordinado y poniendo mucho énfasis en la inteligencia e investigación para que dé resultados en detenciones”, dijo.
Llevamos —agregó— seis semanas en el gobierno, pero, la verdad es que se está consolidando la estrategia, las detenciones; y, por otro lado, toda la estrategia de atención a las causas y construcción de la paz, que también es fundamental.
Creo que la estrategia comienza a dar resultados, hay en Sonora detenciones, decomisos y una baja sensible en los índices de violencia, por una mano, y por la otra una reducción clara en la percepción de la inseguridad en ciudades como Ciudad Obregón, Hermosillo y Nogales.
Se avanza por el camino correcto, sin embargo es necesario dar a los ciudadanos certeza de su seguridad.
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