La presidenta de México se convirtió verdaderamente en el “ajonjolí de todos los moles” durante su rápida visita a la cumbre del G20 celebrada en Brasil.

Sheinbaum se reunió lo mismo con el líder socialista de la República Popular de China, Xi Jinping, que con los impopulares mandatarios capitalistas de países como Francia, Estados Unidos y muchos otros.

Mejor aún, la presidenta aprovechó la ocasión para retomar su respaldo al programa “Sembrando vida”, impulsado desde hace años por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que se explica como una alternativa ecológica, autosustentable y pacífica al agitar de sables nucleares que existen actualmente entre las dos potencias nucleares del mundo.

Aunque seguramente caerán en oídos sordos, la propuesta de la presidenta en la cumbre ofrece, junto con las de otros mandatarios como Gustavo Petro de Colombia y Lula de Brasil, una alternativa al decadente neoliberalismo que nos tiene al borde de una catástrofe ecológica, bélica y económica. 

Qué diferencia la llegada de Claudia a la del títere estadounidense y sionista Javier Milei. Luego de aparentemente pagar una fuerte cantidad para ser “recibido” por Trump durante escasos segundos en Mar-a-Lago, en Florida, Milei fue a enlodar aún más la imagen de Argentina en el mundo, llegando junto con su hermana, traje visiblemente arrugado y caspa visible en las solapas, con la mirada distraída presuntamente por calmantes y con el repudio visible del anfitrión del evento, Lula da Silva.

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Milei ha logrado convertir a Argentina en “el enfermo de América Latina”, primero peleándose con mandatarios como Xi Jinping y el propio Lula, mandatario de su principal socio económico, Brasil, para después arrastrarse y pedir compasión para el país en el que logró ya rebasar la cifra de 52% de personas en pobreza y pobreza extrema.

Vaya contraste entre ambos proyectos. Uno, en ascenso y otro, destructor. No habrá peor ciego que el que no quiera verlo.