El Jurado Ciudadano encontró culpable a Genaro García Luna y el acuerdo judicial fue que hacia finales de junio estaría lista la sentencia que dictara el Juez de la causa. Se sabe y así se informó que el culpable tenía derecho a hacer uso de un recurso legal: una Apelación sobre su culpabilidad. Lo anunció su equipo de abogados defensores (César de Castro, derrotados en el juicio ante un Jurado que por unanimidad lo halló culpable de los cinco cargos imputados por la Fiscalía, todos relacionados con conspiración para traficar cocaína hacia EUA. Solamente su esposa se presentó como testigo de descargo.

Los medios de comunicación electrónicos nacionales vía noticieros y opinantes profesionales, y la prensa escrita vía articulistas y editorialistas, se cansaron de defenderlo o de matizar su posible culpabilidad de dos formas distintas: repitiendo que no había pruebas fehacientes (videos, grabaciones) en su contra. En un desplante de cinismo inaudito el propio ex presidente FECAL, sostuvo esa misma versión para su defensa. En una segunda modalidad, que buscó matizar el posible resultado del juicio, un grupo de entrevistados más doctos, sostuvieron con algunas diferencias entre sí: I) que el sistema judicial acusatorio de EUA era muy imperfecto y que un juicio de tal importancia, con las herramientas e instrumentos judiciales que este permite, no llegaría a una verdad satisfactoriamente revelada, aun cuando el veredicto fuera de “culpable o inocente”; II) otro grupo intelectualizado sostuvo que lo principal era subrayar que cómo era posible que no se le estuviera juzgando en México, y que ello era una grave deficiencia del gobierno actual, porque otras Cortes le estaban haciendo el trabajo. Falacia tras falacia.

Había grandes temores de muchos comunicadores en esos medios electrónicos y en articulistas de la prensa escrita (no digo que de todos los que así opinaron), de que surgiera y se diera a conocer la renombrada “lista de sobornos” otorgados por García Luna y el gobierno de Felipe Calderón, a distintos personajes en tales espacios que hoy “gozan de cabal salud” y “prestigio periodístico”.

Pero había también el disgusto o incomodidad de que la probable declaratoria de culpabilidad de García Luna, orillará a “destapar la cloaca” de otros importantes responsables y ello otorgara infinidad de municiones al gobierno actual de AMLO y la 4T-4R para denostar más, a los “regímenes de la alternancia” y del “regreso del PRI, con evidencias y nombres, más el capital político consecuente que lograra el régimen actual. Y menos aún, algún indicio de que García Luna ante tamaña adversidad judicial, se inclinara por un acuerdo que lo convirtiera en “testigo protegido”. Una catástrofe política, a pesar de que la posible demanda del Presidente AMLO contra el titular de la defensa de García Luna por quererlo inmiscuir en los sobornos de los que habló con detalle “el Rey Zambada” quedó prácticamente enterrada.

Se supo también del requerimiento del Senador Charles Grassley, Presidente de la Comisión de Justicia del Senado de la República en EUA, para que la comisión del senado que él preside fuera informada puntualmente sobre las fechas, los hechos y los agentes y directivos de las agencias de inteligencia y seguridad (DEA, ICE y FBI, etc.) que conocieron los actos delictivos de Genaro García Luna, obviamente para deslindar responsabilidades y probablemente, llevar a juicio a muchos de los “socios” de García Luna.

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Así lo originalmente paneado como una “Apelación” se ha convertido en una solicitud de re apertura del juicio, con apoyo en “evidencias que acreditan la no responsabilidad” de García Luna comunicadas ya al Juez Brian Cogan. La reapertura del juicio debido a ello para la derecha reaccionaria en México es como agua milagrosa para los aterrados integrantes principales de los gobiernos de 2000-2018.

Muchos sabemos que en los ámbitos judiciales cuando se encuentran “nuevas evidencias” sobre un caso que aún no ha sido sentenciado, es derecho de quien ha sido hallado culpable, presentar las “evidencias” y solicitar la reapertura del juicio. Pero ello queda a consideración del Juez de la causa, y una vez valoradas a detalle las “nuevas evidencias”, sobre si ello amerita la reapertura, para lo cual se determina la procedencia del recurso legal presentado, pero también puede ser desechado por improcedente.

Este recurso jurídico por lo pronto, ya postergó la sentencia que emitiría el Juez Brian Cogan, hacia finales de junio hasta el próximo mes de septiembre, en tanto se desahoga el recurso presentado. Pero los adictos a la manipulación y la distorsión informativa, están presentando el recurso, sus plazos legales, su procedimiento de desahogo, como si ya se hubiera resuelto reabrir el caso por las anomalías encontradas durante el juicio mismo, lo que validaría en parte su opinión de que García Luna fue injustamente hallado culpable. Falso totalmente. Son dos cosas distintas: el recurso de solicitud de reapertura del juicio y el informe que debe ser presentado al Senador Charles Grassley para conocer la probable responsabilidad de las agencias de inteligencia y seguridad (DEA, FBI, ICE) en el escandaloso caso de García Luna. Todo indica que el encontrado culpable García Luna se decidió por amagar con jugar la carta peligrosa de los involucrados en este caso del otro lado de la frontera, en EUA. Su defensa (César de Castro) aceptó que se den a conocer videos y grabaciones de García Luna con responsables del lado estadounidense. Un jugada audaz pero arriesgada.

Todo lo anterior abre una nueva etapa sobre este caso de penetración de las redes de criminalidad trasnacional y captura del Estado en México, que efectivamente debió haberse ventilado en nuestro país, pero gracias a las redes de corrupción y criminalidad impune que predominaron en México en las últimas décadas, esto era imposible por los pactos de impunidad transexenal habidos entre los gobiernos de “la alternancia” y del “regreso del PRI” a los Pinos.

¿Qué puede haber encontrado la defensa de García Luna que pruebe su inocencia? Todo indica que tratan de ir por un camino en donde García Luna se presente como un colaborador, no un traidor de EUA, como colaborador fiel, quien actuó siempre en conjunción con sus corresponsables en EUA: agentes y directivos de inteligencia, de las policías y de las instancias de seguridad y justicia, por lo tanto, de ser hallado culpable dicha culpabilidad debía ser extensiva a todos aquellos con los que actuó de común acuerdo, no en todos los detalles, en lo fundamental. O ser legalmente exonerado.

De fracasar en esta maniobra legal y dilatoria, como es de preverse, no le quedaría otro camino que escoger dentro de una disyuntiva catastrófica: o se va entre 20 años y el resto de su vida (cadena perpetua) a prisión en EUA, o se convierte en “testigo protegido” o “colaborador de la justicia” mediante un acuerdo judicial voluntario en el cual tiene que delatar a sus superiores (centralmente el Presidente de la República) y a otros colaboradores para lograr una reducción significativa de su condena. Eso lo puede solicitar aun habiéndose emitido la sentencia condenatoria.

La cuestión fundamental es que se le acabaron los recursos a García Luna. Es cosa de tiempo, y muy breve. Mientras lo convierten en héroe otro rato en México, sus defensores abiertos y encubiertos, los leales y los hipócritas.