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El presidente Andrés Manuel López Obrador, fue cuestionado en la conferencia mañanera de este martes 27 de junio acerca de la decisión de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) de nombrar al gas natural como energía limpia cuando este combustible es fósil no renovable.
El mandatario mexicano respondió que el gas natural es un combustible de transición a energías limpias y que México cuenta con 60 plantas hidroeléctricas que generan electricidad limpia además de que se están construyendo centrales solares.
El considerar al gas natural como fuente limpia es una buena alternativa ya que este energético, aunque es un fósil, es mucho menos contamínate que la generación de electricidad a partir de carbón y combustóleo, además de que este elemento es considerado como de transición a energías limpias.
El cambio de la matriz energética mexicana por parte de la institución reguladora para así considerar la generación de electricidad a partir de gas natural como limpia, ha causado gran polémica, y se alega que es una forma de cumplir artificialmente el compromiso del gobierno de la cuarta transformación para que el 35% de la producción de electricidad en el 2024 sea a partir de fuentes que no emitan gases de efecto invernadero, además, para satisfacer la oferta eléctrica pulcra que impone el crecimiento de la economía a partir de la inversión por relocalización de cadenas productivas.
El Protocolo de Kioto fue creado con la finalidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que causan el calentamiento global. Este acuerdo que es considerado como un instrumento para poner en práctica lo acordado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ha recomendado usar plantas de ciclo combinado a gas natural para generar electricidad y así reducir las emisiones nocivas para el medio ambiente.
El acuerdo de Kioto sobre cambio climático busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el planeta y promueve el crecimiento sustentable de los países en desarrollo.
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático fue firmada por el gobierno de México en 1992 y ratificada ante la Organización de las Naciones Unidas en 1993. El protocolo entró en vigor el 16 de febrero de 2005 para las naciones que lo ratificaron, entre ellas México, que lo hizo en el año 2000.
Hasta antes de las modificaciones de la CRE la definición de la Ley de Transición Energética, señalaba que las energías limpias eran las que no emitían CO2 a la atmósfera. Además, en la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) se especificaba como criterio para considerar alguna tecnología limpia que la captura y almacenamiento geológico o biosecuestro de bióxido de carbono sería a una tasa de emisiones no mayor a 100 kg/MWh; actualmente ningún tipo de termoeléctrica a gas natural cumple con ese límite.
En la actualidad en México el 50% de la electricidad proviene de la tecnología de ciclos combinados, la cual está basada en gas natural.
El gas natural representa, en el país, una buena fuente de generación eléctrica debido a sus ventajas principales, como su densidad menor que la del aire, competitividad y seguridad. A esto hay que sumar que impacta poco sobre el medioambiente. Además de utilizarse en la generación eléctrica, puede aplicarse en todos los sectores económicos: residencial, comercial e industrial, así como en centrales de cogeneración y trigeneración, y en vehículos, a través del gas natural vehicular.
Las plantas termoeléctricas de ciclo combinado a gas natural podrán ser consideradas como fuentes limpias, pero estas no podrían ser renovables.
La generación de electricidad por medio de termoeléctricas a gas natural es continua no como las producidas por las plantas eólicas y solares que son intermitentes por lo que tienen que ser respaldadas por otras fuentes para garantizar su continuidad.
El argumento de que los cambios a la legislación eléctrica propuestos por la CRE promueven el uso de fuentes sucias y costosas para la generación de electricidad no es tan cierta, ya que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) es la mayor productora de energías renovables, principalmente a través de sus 86 plantas hidroeléctricas. Las plantas hidroeléctricas aprovechan la caída de agua y la transforman en electricidad. La energía obtenida mediante ese proceso es limpia y libre de carbono, además barata.
Las energías limpias y renovables (excluyendo a las hidroeléctricas, en poder de la CFE) generan menos de 15% de electricidad en el país. Existe otro problema: la energía que producen las plantas eólicas y fotovoltaicas y que se transfieren a la red de la CFE para su distribución no es continua; por lo que el suministro permanente depende de las fuentes de ciclo combinado, carbón, combustóleo e hidroeléctricas. Esto es, México como todos los países del mundo no puede operar en 100% con energías limpias.
En la actualidad de los aproximadamente 80 mil MW de capacidad que tiene el Sistema Eléctrico Nacional, alrededor de 50 mil MW corresponden a plantas que producen todo el día (de base) y unos 30 mil MW corresponden a plantas que no producen todo el día (intermitentes).
No se podría avanzar en la autosuficiencia de la energía eléctrica sin tomar en cuenta el contexto internacional. El gobierno de la Cuarta Transformación se ha comprometido a respetar el Acuerdo de París que implica que el país debe cumplir metas específicas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). México se comprometió a que 35% de la energía generada para 2024 y 43% para 2030, sería limpia. Dichos objetivos y otros, como reducir en 25% los GEI de vida corta y en 51% las emisiones de carbono negro requieren incentivos.
Para dar cumplimiento a este acuerdo internacional y además generar electricidad suficiente, el gobierno encontró que la alternativa más viable es la del uso pleno de la capacidad instalada de las hidroeléctricas.
En el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) 2019 – 2033, se plantea reincorporar en el periodo 2021- 2025 alrededor de 471 mega watts de capacidad hidroeléctrica; mediante la rehabilitación y modernización de algunas centrales en operación, así como con el equipamiento de otras instalaciones hidráulicas existentes.
La Comisión Federal de Electricidad está invirtiendo más de mil millones de dólares para cambiar las turbinas de 14 plantas hidroeléctricas y que se genere una mayor oferta de energía eléctrica limpia.
La meta de la actual administración federal es incrementar la generación anual en mil 860 gigavatios-hora (GWh). El plan es que estas plantas hidroeléctricas estén listas en el primer trimestre de 2024.
La generación de energía adicional derivada de la modernización de estás hidroeléctricas equivale a 6 parques eólicos u 8 parques fotovoltaicos de 100 MW.
Las hidroeléctricas no son la única alternativa que tiene la administración de Andrés Manuel López Obrador para la generación de electricidad limpia ya que este gobierno está invirtiendo en energía solar.
En la actualidad se está construyendo una planta fotovoltaica en Puerto Peñasco, Sonora que será la más grande de Latinoamérica y la octava en el mundo, la inversión es del orden de mil 685 millones de dólares la cual dará servicio a cuatro millones de habitantes de ese estado, así como a los de Baja California.
La planta solar empezaría a funcionar al 100% en diciembre de 2023, con una capacidad de mil mega watts.
La generación de electricidad con gas natural es una buena alternativa ya que este combustible es mucho menos contaminante que el carbón o el combustóleo y garantiza la generación de electricidad continua.