Sabemos que en México el precio del combustible tiene que ver con la oferta y demanda que se hace en el mercado. Digamos que es libre, pero de cierta manera no lo es tanto pues el precio final tiene que ver con el IEPS. El gobierno le mueve el IEPS a las gasolinas a voluntad, de manera que se mantenga un precio estable.
¿Cómo funciona esto? Imagine que el gobierno y los distribuidores de gasolina se ponen de acuerdo para que la gasolina ande entre 20 y 24 pesos. El gobierno le aplica más o menos impuesto al precio final para que los distribuidores puedan seguir ofreciendo al mismo precio el combustible.
Los precios del petróleo, con la reactivación económica, han subido pues la sociedad se empieza a mover más y la demanda aumenta. La extracción y producción de petróleo bajó pues la demanda disminuyó al haber menos movimiento debido a la pandemia. La mano invisible de la oferta y la demanda se ha movido para que el precio aumente al existir más demanda que oferta.
El gobierno de México basó gran parte de su campaña en los gasolinazos que se dieron durante el mandato de Enrique Peña Nieto. Los de la 4T cuidarían el bolsillo de los mexicanos controlando el combustible. Al parecer al gobierno les salió brava la yegua y se les ha complicado algo que ellos pensaban que sería más fácil.
El precio de la gasolina en México es un poco ficticio, pues cuando le puedes mover a tu variable para mantener el precio sin que te duela tanto, significa que si le estás ganando mucho en impuesto.
Ese control no ha servido del todo, al menos no el 2021. Según una investigación del periódico El Norte, el precio de las gasolinas ha subido hasta un 20% en lo que va del año. En esta investigación muestran un precio promedio nacional para el 18 de octubre de 22.33 pesos por litro cuando en diciembre del año pasado el precio era de 18.52 pesos por litro, esto significa que es un 20.57% de aumento. En el caso de la gasolina magna, el aumento ha sido menor, solo un 12%.
El presidente López Obrador dijo en La Mañanera: “ahora imagínense el esfuerzo que hacemos para que no aumente el precio de los combustibles, es muy sencillo. Cuando entró el presidente Peña, el litro de gasolina costaba diez pesos y cuando terminó lo dejó en 20 pesos. Nosotros lo agarramos en 20 y está en 20 pesos en términos reales y ya llevamos 3 años”.
Lo que dice AMLO es cierto, pero hay un gran problema de percepción, al menos eso es lo que yo pienso. Si voy a la gasolinera y le digo al que me pone la gasolina que me debería de cobrar 20 pesos pues dijo el presidente que en términos reales ese es el precio de la gasolina, me va a decir que el precio es de 24 pesos. Esto significa que yo debería de estar ganando al menos un 16.67% más, o que en mi bolsillo debería de haber ese porcentaje de más ingreso, pero no lo es así, al menos no en una gran mayoría de los casos.
Muchos siguen ganando lo mismo que hace un año pues sus sueldos no se han ajustado con la inflación y muchas otras cosas. El porcentaje de gasto que se le dedica del bolsillo a transporte y combustibles se queda igual. Entonces, eso de “términos reales” suena muy bonito pero no es la realidad para la mayoría de los mexicanos, pues no todos podemos vivir con sueldos en términos reales.
Tal vez no es gasolinazo pues fue subiendo poco a poco, pero de que es aumento, es aumento.
Es aquí donde entran mis dudas, si en la gasolina que es mayormente controlada por el gobierno están teniendo estos problemas de aumento de precio, ¿cómo le van a hacer con la electricidad? ¿cómo le van a hacer con el gas?
Son dudas básicas, ¿no cree?