El destrozo que ha causado la 4T ha sido más que evidente. Desgraciadamente la gente ve en la política un muy buen negocio. Incluso, los jóvenes también ven así a la política en este país: una forma de hacerse millonarios.

El servicio al público ha quedado atrás, es obsoleto y ni siquiera se menciona ya.

Desgraciadamente en los pasados 6 años y en recientes fechas no se ha visto algo que Morena haya hecho realmente en beneficio de la gente.

El Tren Maya y el AIFA son proyectos que aún no arrojan cifras de personas beneficiadas por estas obras, pero sí se tiene claridad de el destrozo ecológico que han causado.

Desgraciadamente, en el intento de López Obrador por tener el control de todo, se llevó de calle el sistema de salud que, si bien no era perfecto, funcionaba en sexenios pasados.

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Hoy el desabasto farmacológico es evidente y ni se diga la atención médica en hospitales públicos casi ha desaparecido.

Citas médicas que se agendan con 6 meses de antelación. Es difícil imaginar que la gente sobreviva ante este descuido.

¡Ah!, pero hay un sello distintivo de la 4T: Las gasolineras... ¡negociazo!

Por donde vivo alrededor de mi casa, que es su casa también, hay 4 gasolineras, algo grotesco de digerir.

Los vecinos, por supuesto, protestaron: nada pasó. Los dueños de estas gasolineras ya tienen muy medido el control de daños, como coloquialmente se dice, ya se la saben: Cuando los vecinos alcen la voz, hacen como que los oyen, suspendiendo la construcción de la gasolinera un ratito, para que, despacito, sin que nadie se dé cuenta, vuelvan a arrancar las obras, terminado de montar las gasolineras realmente en tiempo récord.

Qué gusto me daría ver más hospitales o escuelas públicas construidas, pero no, todo gira en torno a las gasolineras: Una enfrente de la otra... Gasolineras por todos lados.

¿Servicio a la ciudadanía tener por todos lados gasolineras? Pues no... Dirán que ningún chile me embona.

Recuerdo cuando vivía en la CDMX que me sentía privilegiada por vivir cerca de una gasolinera. Sí, hace 30 años.

Pero ahora, es un descaro. Es hacerse millonarios para unos cuantos, sin que para la ciudadanía se vea un real beneficio.

¿Sirve de algo mi columna? Pues no… Nada va a cambiar, la gente seguirá enojada, pero terminará por usar esas gasolineras, al menos me desahogo.

El país de las gasolineras.

Ojalá Claudia Sheinbaum realmente construya hospitales, escuelas, centros de salud mental. Sé que de ella depende esto.

Aunque el negocio sigan siendo las gasolineras.

Es cuanto.