Siempre es interesante escuchar las opiniones de los políticos extremistas del “unipartido” estadounidense respecto a México. A su excepcionalismo se le suma una buena dosis de racismo y aporofobia, pero esto habla más de su propio proceso de colapso social y de cómo tratan a los ciudadanos estadounidenses desprotegidos que de nosotros, los mexicanos.
John Kennedy, senador republicano (hasta 2007, “demócrata”), se descosió contra nuestro país recientemente señalando que sin Estados Unidos en México comeríamos comida para gato de latas y viviríamos en carpas.
Un ignorante senador de un estado lleno de migrantes, nativos americanos y afroamericanos cómo Luisiana no debería atreverse a expresarse de esa forma de sus “amigos” al sur de la frontera, menos desde uno de los territorios robados a México en el siglo XIX, pero de los ignaros políticos emanados del sistema educativo de EU no se puede esperar mucho.
La realidad es que en un país en donde 60% de sus habitantes vive al día (Fuente: CNBC); donde cada vez más personas emigran a México porque no les alcanza para vivir en su país (tramposamente se tratan de denominar “expats”, o “nómadas digitales”, pero MIGRANTES blancos es lo que son); en donde cada vez más personas trabajadoras recurren a bancos de comida y en donde existen campamentos de kilómetros de personas sin hogar en todas partes de la Unión Americana, está más cerca de tener a su población comiendo “comida para gato” y viviendo en carpas que en México. De hecho, con sus problemas de atomización social, adicción al fentanilo y otras drogas duras y colapso del petrodólar, ya están ahí.
La realidad es que Estados Unidos depende más de México que viceversa. La manufactura, comida y las sustancias ilícitas mexicanas mantienen el estilo de vida de los estadounidenses. Una eventual invasión a México de su parte simplemente aceleraría los procesos históricos que indican un colapso nacional de la nación vecina en una espiral de violencia y guerra civil pocas veces vistas en la historia de la humanidad.