Tema fundamental es el relativo a la forma de gobierno, hasta ahora es un tópico básicamente inscrito en la cultura presidencialista, que se replica en los estados del país en la figura de los jefes de los ejecutivos, gobernador (a).
Sucede que en los órdenes de gobierno federal y estatal tienen lugar críticas recurrentes sobre los resultados y prácticas que ocurren en dichas gestiones como son la corrupción, trato desigual y discriminatorio, violencia de género, prepotencia, improvisación, carencia de controles efectivos, predominio del Ejecutivo sobre los otros poderes y debilidad en los equilibrios y contrapesos, ineficiencia administrativa, baja calidad de los servicios públicos, entre otros.
La gama y persistencia de los asuntos muestra que el problema tiene raíz profunda, más allá de la mera coyuntura y que implica al propio régimen de gobierno. Por ende, se formula la necesidad de introducir propuestas y fórmulas que permeen en ese ámbito; es en tal dirección que se entiende la incorporación reciente del gobierno de coalición como un mecanismo que busca abrir un mejor marco de respuestas.
Desde esa óptica se plantea una perspectiva de amplia visión pues supone fundar una relación en flujo de continuidad entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, que implica una interlocución frecuente entre ambos, al tiempo de una dinámica más exigente de relación con la sociedad, como también una integración de personalidades de otros partidos en las dependencias de gobierno para favorecer un mejor entendimiento y colaboración entre las fuerzas políticas que han resuelto formar parte de la administración y que han convenido expresarse en un gobierno de coalición fundado en un programa que integra y cohesiona su colaboración.
El correlato que es posible plantear entre una coalición electoral y una coalición de gobierno no parece estar en duda; más bien se perfila como una forma de potenciar los acuerdos y las propuestas compartidas entre los partidos que decidieron coaligarse en los comicios.
Cierto, como su nombre lo indica, las coaliciones electorales terminan el día de las elecciones, pues a ellas se deben; pero es posible y hasta conveniente que la vía de entendimiento y de colaboración que tuvo una expresión electoral, de alcanzarse el triunfo en los comicios respectivos, pueda servir de precedente para proyectar el intercambio y coordinación de esfuerzos entre los aliados, hacia la propia fase de gobierno. Esto supone caminar desde una coalición electoral que ha sido incentivada por el triunfo logrado, a otra coalición, pero ahora de gobierno.
Desde luego que una y otra coalición, la electoral y la de gobierno, son distintas y tienen naturaleza diferente; pero también es posible plantear que el ejercicio realizado en un caso puede facilitar y potenciar ponerlo en práctica en la otra dimensión.
La candidata Alejandra del Moral habla de poner en pie una coalición de gobierno, siendo que la electoral ya se ha constituido con el respaldo a su candidatura al gobierno del Estado de México por parte del PRI, el PAN y el PRD. Se dibuja con ello una línea que encamina una alianza profunda entre dichas fuerzas políticas.
Ese hecho puede verse en una dimensión de congruencia a partir de la potencia surgida por el ejercicio de colaboración entre fuerzas distintas en el marco de las elecciones, de modo de fortalecer y construir la posibilidad de participación conjunta en el momento de gobernar. Pero tiene también otro significado, y éste se relaciona con la alternativa que representa en la dirección de fortalecer el sentido colegiado de un gobierno, en tanto postula una forma colaborativa en la gestión, en los acuerdos, en el diseño del programa de gobierno, en la integración del gabinete y en la interlocución con las dirigencias de los partidos y de sus grupos parlamentarios.
Lo que plantea Alejandra del Moral es detonar una nueva cultura de gobierno, de ahí que la coalición electoral sea solo un paso en esa dirección, pero un paso que deba ser correspondido por otros. Es evidente que la mira puesta hacia un gobierno de coalición introduce una nueva variable a la propuesta de lo que ahora es sólo una coalición electoral.
Todo indica que vislumbrar una puesta al día de la forma de gobierno recrea el marco de la discusión y el debate en la campaña en el Estado de México, pues al final del día se trata de brindar respuestas y propuestas para detonar un buen gobierno, y no sólo cumplir anhelos o ambiciones personales.
La complejidad de la tarea de encabezar los esfuerzos para desarrollar el Estado de México, bien congenia con la intención de plantear medidas que actualicen su régimen político.