I. El cierre y el Himno
El Himno Nacional Mexicano es un himno no fácil de interpretar. ¿A cuántos cantantes populares y aun con entrenamiento clásico hemos visto/escuchado fallar en la letra, el ritmo, la afinación, el registro vocal, la melodía en indistintos eventos? ¡Incontables! Una verdadera vergüenza. En este terreno, los cantantes gringos usualmente han dado una verdadera lección a los mexicanos, ellos sí saben cantar e interpretar su himno, nos guste o no. Lo saben, lo sienten; y si no, ¡lo estudian!, para no hacer el ridículo.
Claudia Sheinbaum ha cerrado la precampaña a la presidencia de la república con enorme éxito. Las encuestas la ubican con entre 20 y 40% de ventaja sobre la candidata del PRIAN. ¿No merecía un mejor cierre a su gran discurso, histórico en diversos sentidos?: síntesis del pasado histórico político mexicano, de las luchas sociales y de la izquierda electoral; valoración y reivindicación de la trayectoria de López Obrador y los logros de su gobierno, que ha iniciado el cambio y el proceso a la democracia verdadera; el futuro esperanzador que ella encarna en la profundización de los logros y el cambio democrático.
Como demuestra la experiencia del pasado, cantar el Himno Nacional Mexicano no es tan sencillo como parece, sobre todo, si se canta a capela, es decir, sin acompañamiento instrumental; a voz plena. Como pretendieron hacer, en el cierre de precampaña de Claudia, la soprano Regina Orozco y la cantante popular “alternativa” Eugenia León (la segunda, vocalista casi oficial del gobierno actual por su aparente filiación de izquierda; lo cual no le ha impedido durante años, qué bueno, actuar en cualquier sitio o medio más allá de la ideología). Si Regina y Eugenia sabían que iban a interpretar el himno como cierre de evento tan importante (y aunque no fuera tan importante, por mero profesionalismo), ¿no ameritaba la ocasión 2 o 3 ensayos? ¿No merecía la próxima presidenta de México una mejor versión del Himno Nacional?
La letra es difícil, pero se podría leer. El ritmo se tiene que estudiar con rigor para ejecutarlo con la precisión guerrera (Marcha) con que fue compuesto pero a la vez con la sutileza poética que exige cuando canta “Ciña ¡Oh, Patria! tus sienes de oliva /de la paz el arcángel divino…”. Al ser un himno oficial, no se debe modificar su melodía ni cambiar la letra, como hicieron las cantantes referidas. Es importante elegir una tonalidad adecuada, que sea cómoda para el cantante que intente interpretarlo y no se presenten fallas en las dificultades de registro, grave y agudo, que el himno mexicano tiene. En fin, como que ya es la hora de que el Himno Nacional Mexicano sea tomado en serio, con responsabilidad musical y vocal por parte de los cantantes mexicanos; que dejen ya de ser la vergüenza y la burla de los medios y las redes sociales.
Eso que no pudo ser esta tarde-noche del 18 de enero de 2024 en el Monumento a la Revolución en el magnífico acto de Claudia Sheinbaum. ¿Qué sucedió con la interpretación de Eugenia y Regina?
II. Regina y Eugenia, lo que sucedió
En un anochecer en que Claudia lució en gran voz al enunciar su discurso energético y profundo, esto es lo que le siguió al concluir:
Regina, en papel de maestra de ceremonias del acto político desde un principio (lo que solía hacer su amiga Jesusa Rodríguez con AMLO), llamó al estrado a Eugenia para entonar el Himno Nacional. 1. Micrófono en mano, apenas se alcanza a escuchar cómo una de ellas da el tono a boca cerrada (humming en inglés, ¿“jumeando”?). 2. Ambas empiezan la interpretación sin acompañamiento –arriesgada y “valiente” decisión-. 3. Desde la primera frase, “Mexicanos al grito de guerra”, se intuye que aquello no irá bien. 4. Dejemos de lado el ritmo, ¡se cambia la melodía!; y también la letra en un breve pasaje. 5. La única voz que se percibe es la de Regina Orozco, Eugenia León no deja escucharse a pesar de que articula la boca con cierta energía (hay lógica en ello, desde hace varios años ya ha perdido la voz). 6. Regina exagera la nota operística pues, de la voz de pecho, sube abrupta y sorpresivamente –quizá innecesariamente- al sonido aflautado de soprano. 7. Si pretendían cantar a dos voces, armonizando por momentos, fallaron terriblemente, pues sólo se oye la voz, los cambios melódicos, la ausencia de los tonos graves, la dificultad para articular los agudos, el agudo aflautado de Regina. 8. La afinación sufre. 9. Eugenia continúa todavía desgañitándose a mudas sin que logremos algo de su voz. ¡Qué desastre! Un minuto 45 segundos de pena, de embarazo total.
He dicho en anteriores ocasiones que los mexicanos necesitan entrenarse en música, en coros, en orquestas infantiles desde que inician sus estudios: sólo así la pa-matria llegará un día a cantar bien, a dominar el complicado Himno Nacional; de otra manera, sumará fracasos. Así queda demostrado esta noche: dos profesionales del canto con amplia trayectoria, de la ópera y lo popular “alternativo”, tuvieron serias dificultades para cantarlo; acaban de entrar al club de las malas interpretaciones del “Mexicanos al grito de guerra…”.
Entre los objetivos y programas educativos prioritarios de la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum, debe de estar, señalada y obligadamente (como músico que es ella misma), el impulso abrumador a la cultura musical de los estudiantes mexicanos: el ritmo, el oído, la polifonía, la afinación… Ya no más desvergonzados y vergonzosos momentos con el Himno Nacional Mexicano como víctima cautiva, por favor. Gracias.
X: @NietzscheAristo