Podrán llamarle ‘loco’, pero hace días el DT argentino de Uruguay, Marcelo Bielsa, dijo muchas verdades, acerca de la FIFA y de los Estados Unidos; bien, resulta a todas luces un despropósito el que ese país, potencia mundial en caída libre, organice ya no digamos una copa del mundo, sino siquiera y cómo se vio en los penosísimos incidentes poco antes de la final continental en la ciudad de Miami, una Copa América.
Los Estados Unidos son el estadio último del neoliberalismo, ejemplos sobran y se me viene a la mente el gigante fabricante de aviones Boeing, que ha sucumbido, cómo prácticamente todo ya en ese país, al abandono, a una economía de casino por sobre una productiva y con criterios de calidad total cómo brújula, con un presidente Joe Biden en condiciones qué distan, pero mucho, de las de cualquier jefe de Estado, evidenciando qué ya el poder económico redujo al Estado a su mínima expresión y lo ha puesto a su servicio.
Es cierto, los estadios en ese país, nuevos y/o recién remodelados impresionan, pero para el caso del deporte rey en el planeta (el fútbol) esos colosos no son para ese deporte, sino que simple e interesadamente solo son adaptados desde el fútbol americano al “soccer”, cómo ellos llaman al futbol. Vaya, un país que no cuenta ya casi en los hechos con seguridad social y sus “dowtonws” lucen con cadáveres, algunos vivientes algunos ya fallecidos por la epidemia de drogas mortales cómo el fentanilo, uno en el que hay alrededor de cinco armas de fuego por ciudadano y en el que se venden más fácil que comprar una simple cerveza, vamos, uno que ya ni siquiera es capaz de brindar seguridad pública a sus ciudadanos, ya ni siquiera se puede hablar de una seguridad nacional, y lo constatamos el sábado con el atentando a Donald Trump; no debiera ser ese país pues, sede de un magno evento cómo lo es la copa del mundo. Pero veamos también un hecho: desde el escándalo del FIFA GATE los nuevos dirigentes son mucho más rapaces y sin escrúpulos qué sus antecesores (qué no es poco decir), baste el ejemplo de todos los obreros nepalíes muertos en la construcción de los estadios para el mundial de Qatar 2022, en los hechos, mano de obra esclava.
Toda la razón tiene Bielsa, no sólo en lo relativo a las deficiencias de organización en el marco de Copa América, también en lo respectivo de que cada día se convierte al futbol en un espectáculo elitista, cambiando su esencia de popular y democrática, privilegiado lo económico por sobre lo deportivo, cómo por ejemplo el transmitir cada día más partidos por canales de paga. El futbol va hacia un despeñadero, al convertirse ya, su organismo rector mundial, en una prostituta, hecho que sin duda permea a todos sus países (federaciones y confederaciones) miembros.