Siempre ha habido muertos y heridos en accidentes relacionados con el sistema de transporte público de la capital mexicana, que además del metro incluye la red del metrobús, microbuses, tren ligero, combis, taxis y ahora el llamado cablebús.

El accidente de ayer en el metro no ha sido el más grave, pero sí el que más se ha politizado.

El 5 de noviembre de 2011, cuando Marcelo Ebrard era jefe de gobierno del Distrito Federal —cito a La Jornada— ocurrió una tragedia: “Choque de microbús deja seis muertos y 20 heridos en Tlalpan”.

En el momento en que tan terrible accidente sucedió dos empresas encuestadores —la primera, Covarrubias y Asociados; la segunda, Nodo Investigación Más Estrategia— preguntaban a la gente en todo el país a quién prefería como candidato presidencial de izquierda para las elecciones de 2012, a Ebrard o a AMLO.

Recordemos que ambas encuestas se levantaron entre el 4 y el 6 de noviembre de 2011. Así que la noticia de los seis muertos atribuibles al caos en el sistema de transporte de la capital de México, empezó a circular el segundo día de las entrevistas, seguramente en el que más cuestionarios se aplicaron.

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Si hubiera habido gente miserable en el equipo de Andrés Manuel López Obrador, habrían sobrado ataques a Ebrard en redes sociales —ya eran muy influyentes— o bien en correos electrónicos y en mensajes de celular.

Nadie en el equipo de Andrés Manuel pensó en que sería buena idea linchar a Ebrard por un accidente que provocó seis muertos en el sistema de transporte del entonces Distrito Federal. Si cualquier exaltado se hubiera atrevido a hacerlo, AMLO lo habría descalificado de inmediato.

Ayer, 10 minutos después del accidente en el metro, el señor Alejandro Rojas Díaz Durán, principal colaborador de Ricardo Monreal, decidió culpar a Claudia Sheinbaum. Fue de los primeros en sumarse a la campaña de linchamiento contra la jefa de gobierno, campaña en la que participó con todo entusiasmo gente de la oposición y —tristemente— también tuiteros y aun bots identificados con el equipo de Marcelo Ebrard.

Ha habido mucha irresponsabilidad en esto. Y también exceso de misoginia. Porque no es ético lanzarse a golpear a una gobernante sin tener información precisa acerca de lo que ocurrió.

¿Qué provocó el accidente? No lo sé, las autoridades lo dirán después de realizar peritajes profesionales. Tal vez la tragedia la causó la falta de cuidado del conductor de alguno de los trenes, tal vez algún equipo falló. Hasta pudo haberse debido a problemas de mantenimiento. O inclusive, como sospechan algunas personas, pudo tratarse de un atentado. Son especulaciones.

Yo no conozco la causa del accidente porque no tengo información ni soy experto en la materia. Lo que sí pienso es que los accidentes, en todas partes, son inevitables. Los ha habido aun en los trenes suizos, que llegan a ser considerados paradigmas de excelencia operativa.

El hecho es que sin conocimiento de causa las redes sociales se llenaron de mensajes de odio contra Sheinbaum, y casi seguramente hoy mañana los leeremos en los espacios periodísticos.

Personalmente, prefiero esperar antes de opinar acerca de lo que pasó.

Lo único perfectamente claro ahora es que a Claudia la golpean no por el accidente en el metro, que a la comentocracia no le importa, sino por su mayor pecado: ser líder en las encuestas de preferencias electorales.