Derivado de la filtración, nada espectacular, de unos supuestos hackers que se hacen llamar “Guacamayos”, en los medios de comunicación comenzó a manejarse la idea de que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) va a sacar una aerolínea, y que ellos -los militares- la van a administrar. Esto mismo fue confirmado en la mañanera del 4 de octubre por el propio Presidente de la República Mexicana Andrés Manuel López Obrador, y para no perder la costumbre, esta mente inquieta tiene muchas preguntas.
Primero.- ¿Cómo es que dentro de su plan, la aerolínea que piensa operar el ejército tiene contemplado usar el avión presidencial? Son varias las columnas que he escrito respecto a que ese avión es una chatarra con alas y que no debería de operar nunca más, pues los “hermanos” del equipo José María y Morelos o el TP1 -como también se conoce al B787 Dreamliner- están todos en museos o de plano en deshuesaderos, porque no sirven para volar. Y si es necesario, lo digo una vez más: fueron aviones prototipo de la Boeing.
Segundo.- Dice el titular del poder ejecutivo que el proyecto arrancaría con 10 aviones. Número curioso y cabalístico. Yo no creo en las casualidades. 10 aviones son los que contemplaba el proyecto original que se trabajó para un posible reinicio de operaciones de Mexicana de Aviación, hace 12 años. 10 aviones son los que ha mencionado un día sí, y el otro también, Carlos Del Valle para mantener su narrativa mentirosa sobre el reinicio de operaciones de Interjet. Ahora sale la SEDENA con el mismo plan, aclarando que no saben si operarán con equipos de A320, o Boeing 737 (No!, por favor!!, ¿Leyeron mi columna de ayer?)… También piensan en equipos ATR que hoy por hoy son operados por Aeromar.
Tercero.- Es verdad lo que dice Andrés Manuel cuando menciona que las actividades de las aerolíneas han disminuido, diciendo que no solo es el caso de Mexicana de Aviación, que dejó de operar hace 12 años, sino también de Interjet. Sin embargo, considero que es una lamentable indolencia de su parte que lo haga sin cuestionarse siquiera que la bajada de vuelo de ABC Aerolíneas sucedió durante su administración, misma que hasta hoy ha hecho nada al respecto.
Ni la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes ha tomado las riendas de la concesión federal, ni la Secretaría del Trabajo y Previsión Social voltea a ver que existe una huelga irresuelta, entre muchas otras cosas, por la negativa de la familia Del Valle a pagar el adeudo de más de mil 800 millones de pesos en salarios devengados a sus trabajadores.
Y ni hablar del caso de Aeromar, porque el asunto se pone peor. Sobre todo porque AMLO dice asombrarse con pesar de que la aerolínea ya no vuela a diferentes lugares donde antes sí llegaba. ¿Acaso no se cuestiona el por qué? Prácticamente todos los días hemos señalado a la titular de la STPS, Luisa María Alcalde Luján, que Aeromar está al borde de la quiebra, que no le paga a tiempo a sus empleados y que cuando lo hace, es por medio de pagos diferidos. No podemos preguntarnos porqué ya no cubre todos los destinos cuando es del conocimiento público que de los 22 aviones que llegó a tener la empresa Aeromar, hoy solo 6 están en operación.
Cuarto.- El Presidente asesta una cachetada -y no precisamente con guante blanco- a los compañeros que trabajaron durante dos años en la creación de la Cooperativa Aviación Mexicana, y que hoy siguen esperando el espaldarazo del Gobierno Federal para el arranque de los tres proyectos de negocios, entre los que se encuentra una aerolínea chartera, una de carga y un portal de venta de boletos. ¿Va a dejarlos colgados de la brocha? ¿O considera que ya están bastante encaminados como para dejarlos solos en dicho camino?
Quinto.- Ya en el pasado (durante los gobierno neoliberales) se cometió el error de regalar concesiones como si fueran dulces; el sector aeronáutico necesita seriedad, echar a andar una línea aérea no son enchiladas y menos cuando tienes pendientes como el caso de Mexicana de Aviación; heredado, sí, pero también se tiene el caso de Interjet y el de Aeromar. Esos no los heredó.
Sexto.- Es una falacia mayúscula, y hoy queda al descubierto que Luisa Alcalde le “vende” al Presidente Andrés Manuel el discurso de que “la gran mayoría de los compañeros de Mexicana ya trabajan en otras aerolíneas”. Eso es falso; si bien es cierto algunos se pudieron acomodar, no son todos ni tampoco son la mayoría.
Y suponiendo, sin conceder, que así fuera ¿Qué hacemos con los trabajadores de Mexicana de Aviación que se habían colocado en Interjet? Ellos tienen ahora un doble duelo por la pérdida, no de un empleo, sino de dos, y ambos en espera de resolución legal. Estamos hablando de impartición de justicia, y no permitir que empresarios rapaces dejen en la calle a la clase obrera.
Compañero Presidente, son dos conflictos, el de Mexicana de Aviación, y el de Interjet -y el próximo en reventar es Aeromar-, y ninguno de ellos termina cuando sus trabajadores “se acomodan” en otra aerolínea. No solo estamos hablando de “un sueldo” o una fuente de trabajo.
Hablamos del derecho humano y constitucional de tener un trabajo remunerado, estable del que no podrá ser privado a menos de que sea por resolución judicial. Estamos hablando de que sus liquidaciones quedan en el aire. Lo diré en los términos llanos -pero reales- en los que se refieren mis compañeros trabajadores: “mis años trabajados valen una pura… y dos con sal, me pueden seguir explotando, pues mis derechos se los pasan por el arco del triunfo”.
Séptimo.- El nombre de la marca Mexicana de Aviación fue embargado por un grupo de trabajadores desde el principio de la bajada de vuelo, por lo que no se puede utilizar para una nueva aerolínea. Si de verdad Andrés Manuel quiere devolver un ícono al país, que comience con la impartición de justicia. Llevamos 12 años solicitando que los responsables paguen. No tiene que buscar mucho. En los expedientes aparecen: Gastón Azcárraga y su familia, dueños de Grupo Posadas.
Octavo.- Dice que la empresa “Grupo Aeroportuario, Ferroviario y de Servicios Auxiliares Olmeca-Maya-Mexica S.A. de C.V.”, sería quien estaría operando la nueva línea aérea. Sin embargo no explica cómo desenredará la madeja de varias concesiones que coexisten, como la de Mexicana de Aviación, Aerovías Caribe o Mexicana Inter (bueno, de esta última no podemos saber porque la página de la SICT bajó esta información, colocando una del año 2011), así como también AeroCalifornia, Aviacsa, y dentro de poco Aeromar.
Noveno.- Para quienes estamos dentro de la industria, la prioridad debe ser, antes que todo, el regreso a la Categoría 1. Es un hecho que mientras sigamos degradados las aerolíneas nacionales se irán achicando cada vez más, pues en la repartición del pastel aeronáutico las aerolíneas internacionales, sobre todas las norteamericanas, están siendo las ganonas y se atascan con rebanadas inmensas, dejando migajas a la aviación nacional.
Décimo.- Lo peor que puede hacer el ejecutivo es jugar con sus gobernados; en este caso con los trabajadores de la aviación, sin importar en qué empresa estén prestando sus servicios. Hoy por hoy los trabajadores son huérfanos y están a merced de los empresarios, de los dueños de las aerolíneas que hacen lo que les place sin que haya una autoridad que les ponga un alto en la sobreexplotación del personal; los bajos salarios continúan en las empresas de outsourcing, que ahora no se llaman así sino que cambiaron de nombre a “Proveedores de servicios especializados”.
Aunque se niegue a verlo y reconocerlo, ese es trabajo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Hoy más que nunca la aviación está por los suelos, y son hechos comprobables, no fantasías animadas.
Último.- Yo no sé quién demonios asesora al Presidente de la Nación. Al primer mandatario le están “vendiendo” un proyecto de creación de una aerolínea como si se tratara de algo muy sencillo, y no es así. Si es que va en serio, se deben tener en cuenta los siguientes puntos. Si no lo han contemplado, entonces podemos decir que nada más se están “choreando” al Presidente:
1.- No hay equipos disponibles, Airbus trae un atraso importante en sus entregas, al grado que VivaAerobus ha denunciado que frena su crecimiento ante la falta de aviones que no llegan por la alta demanda que existe.
2.- Hay una guerra entre Rusia y Ucrania por lo cual, no solo tenemos el tema del alza del combustible, sino que también dentro de la industria aeronáutica se requieren fabricantes, proveedores que se ven afectados por este conflicto bélico.
3.- Justo en mi columna de ayer hablamos de los problemas que trae Boeing con la certificación del avión modelo B737-7/10 MAX ante la Agencia Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) y que además, al igual que Airbus, trae un atraso en entrega de aviones a diferentes aerolíneas del mundo.
4.- Sin la recuperación a Categoría 1, abrir una nueva línea aérea sería canibalizar a las que ya están actualmente operando, al pelearse el pasaje de las mismas rutas.
5.- Hubo líneas aéreas que se beneficiaron con la bajada de vuelo de Mexicana de Aviación, al darles el permiso de explotar sus rutas y slots. Lo hicieron sin que el gobierno cobrara un centavo por ese usufructo. Esto forma parte de las demandas de los trabajadores de Mexicana de Aviación, como una fuente de ingresos para resarcir el daño. Yo pregunto, Señor Presidente ¿Cómo se otorgarán nuevas rutas y slots a esa nueva aerolínea operada por la SEDENA?, ¿Ahora sí se las van a quitar a Aeroméxico, Volaris, Interjet, American Airlines, Delta, United?
6.- Derivado de la corrupción que sigue imperando en la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) hay un significativo retraso en la entrega de licencias al personal de vuelo ¿Cómo se hará para que se agilicen esos trámites?, el coyotaje tanto en Licencias como en Medicina de Aviación está a todo lo que da, y se están otorgando documentos a personas que no cumplen con los requisitos.
Son preguntas que surgen tan solo de una pequeña muestra, pues todavía hay muchísima tela de dónde cortar. Pero quiero ser concreta, y que los lectores tengan claro que la aviación no se puede basar en ocurrencias, porque además, seguimos sin una política de estado en materia de aviación civil.
No tengo nada en contra de los militares, mi abuelo paterno fue General Brigadier y miembro de la Guardia Presidencial durante varios sexenios, pero lo que sí tengo muy claro es que la aviación civil nada tiene que ver con lo militar. El discurso que dio Andrés Manuel en la mañanera, además de contradictorio, es falaz, marrullero y muy desafortunado; es una tremenda cachetada para quienes hemos estado esperando justicia, ya sea a través de unas liquidaciones que no llegan, o a través del apoyo al grupo de jubilados de Mexicana de Aviación, o bien mediante el espaldarazo que esperan los compañeros que integran la nueva Cooperativa “Aviación Mexicana”.
Es correcto afirmar que hace falta una aerolínea nacional, eso lo celebro y lo aplaudo. Pero de nada servirá que sea solo de membrete, como Aeroméxico. Sí, necesitamos una que pueda ser la aerolínea bandera, pero antes de entrarle a la creación de una nueva empresa, pido que ordene todos y cada uno de los pendientes que existen. No se vale que se sigan arrastrando los temas aquí plasmados. Estos temas tocan fibras muy sensibles para los que llevamos más de una década esperando la justicia debida.
Es cuanto señor presidente.