La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, sufrió la noche del domingo su más grande derrota pese a haber tenido grandes aciertos como la eficaz campaña de vacunación contra Covid-19.
Si las elecciones eran vistas como un referéndum de AMLO, en la capital, al menos la mitad le dijo ‘NO’ a él y a la mandataria.
Aunque por fuera no hay ninguna autocrítica relevante -más allá de la que dice, que hará la secretaria general de Morena Citlali Hernández y que por eso ella espera que paren las prensas-, es un hecho que el presidente pasó de presumir 30 millones de votos a que al menos ganó en su casilla de Palacio, mientras no entiende que no entiende por qué perdió la alcaldía Cuauhtémoc, donde duerme. ¿Así cómo poder conciliar el sueño?
El palo a Sheinbaum se debería resentir no sólo en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento y en Palacio Nacional, sino en todo Morena, que ahora parece obnubilado porque ganó 10 u 11 gubernaturas.
Los morenistas deben tener claro que en ninguno de esos 11 futuros gobiernos ni en los que ya existen, hay una carta fuerte para 2024.
Y en Morena deben estar conscientes de que el canciller Marcelo Ebrard ya no es presidenciable, aunque nunca se le acuse de nada por el colapso de la Línea 12 del Metro de la CDMX.
Es simple: si cae Sheinbaum, caerá Morena.