Dirigir un gobierno o liderar una institución va mucho más allá de las acciones que tome el gobernante o líder. Hay también una responsabilidad primaria para ellos: hablar.
Hablar en la UNAM
Escribo esta columna originalmente pensando en el mensaje que dirigió el rector de la UNAM, Enrique Graue. Mensaje criticado y aplaudido, según la postura de cada quien. Lleno de sustancia para unos, solo verborrea para otros. Pero destaco un hecho. El rector habló.
Más allá de la discusión legal sobre si el rector debe o puede retirar el título de la ministra Yasmin Esquivel, el rector Graue tenía la responsabilidad histórica de comunicar la postura que tenía frente a la situación que atravesaba la UNAM. El rector habló claro, muestra de ello son las siguientes frases extraídas textualmente de su mensaje:
“Existe una copia sustancial en la tesis que se presentó en 1987″
“La falta de integridad académica que representa lo anterior no solo es inadmisible, sino que ha lastimado severamente a la UNAM”
“El plagio de una tesis no es cosa menor; es una conducta reprobable, una usurpación de ideas y talentos. Es un acto que pone en entredicho la ética y la moral de quien lo comete”
Con ello, el rector dijo que la UNAM vive una crisis por este escándalo y confirmó con todas sus letras que una ministra de la Suprema Corte de Justicia plagió su tesis, a ella la tachó de usurpadora de ideas y talentos.
El rector pudo no hablar, pudo escudarse tras comunicados, pero decidió salir a dar la cara y decir personalmente lo que sí, ya todos sabíamos, pero que queríamos escuchar de él.
Esto es como cuando hay un accidente fatal causado por negligencia gubernamental, lo menos que esperamos es escuchar un mea culpa y el típico discurso de estamos atendiendo a las víctimas y se hará justicia. Cuando ni siquiera nos dicen eso, entonces nace el enojo ciudadano ante autoridades insensibles.
Hablar en la Corte
Y sí, hay quienes no han hablado: la SCJN y sus ministros. No tienen ninguna obligación constitucional o legal de pronunciarse, pero lo que sí tienen es la responsabilidad ética y moral, como servidores públicos de hacerlo. ¿Por qué? Porque son precisamente ellos los responsables del buen nombre de la Corte, porque es un caso que seguramente les costará confianza y reputación ante la sociedad.
No digo que deban salir a quemar en leña verde a su compañera ministra, pero sí deben salir a decir algo. ¿Qué? No lo sé, ellos deben decidirlo. Pero algo. Los vacíos se llenan y en este caso es la desconfianza ciudadana que empieza a llegar a la Corte. Por cierto, en un momento nada fácil. Es tiempo de ser valientes y cumplir con su responsabilidad.
Comunicar es gobernar
Esta responsabilidad de hablar, más allá de si se tienen facultades o no para actuar, debería ser entendida ya por todos aquellos actores de la vida pública del país, oficialistas y opositores. Máxime cuando precisamente el gobierno federal, y particularmente el presidente de la República, ha entendido no solo la responsabilidad de hablar, sino lo útil que resulta hacerlo. Las conferencias mañaneras son la prueba explícita de ello.
Las instituciones y los gobernantes deberían entender ya la necesidad de asumir posicionamientos públicos, aún en casos en donde no existe consecuencia jurídica, pero si un costo de percepción; y, sin duda, los ciudadanos deberíamos entender ya la necesidad de exigir a nuestros representantes su obligación de informar, comunicar y dar la cara cuando se presente cualquier situación de interés público.
Comunicar es gobernar. Eso es una máxima histórica probada. En los antiguos imperios ¿cómo lograban inspirar a sus soldados para la batalla? Con grandiosos mensajes. Hay cientos de ellos que aún hoy son recordados. ¿Cómo se hace campaña para convencer del liderazgo de un candidato? Comunicando. ¿Cómo se lidera a un grupo? Persuadiendo, convenciendo. Para eso también es la comunicación. Y para comunicarse hay que hablar.
Comunicarnos es construir sociedad
Pero esto va más allá, en la responsabilidad de hablar de las figuras pública y de los mismos ciudadanos, se nos juega la construcción de una sociedad capaz de dialogar para buscar y encontrar soluciones a nuestros problemas. Asumamos todos nuestra responsabilidad de hablar y avanzaremos hacia el México que queremos.