Al asco se le considera una emoción negativa generada por estímulos repulsivos.
El Diccionario de la lengua española lo define como la “impresión desagradable causada por algo que repugna”.
El asco, distinto del miedo, se puede percibir a través de los sentidos de la vista, del olfato y del gusto. Existe también el asco moral... y el político.
De lo anterior hablaremos en lo que sigue.
Empecemos por precisar el concepto. Casi todos y todas sentimos asco si estamos cerca de:
√ La caca.
√ Un caño maloliente.
√ Las cucarachas.
√ Alimentos en mal estado.
√ El mal aliento.
√ Los pedos.
√ Alito Moreno.
Etimología de Alito
Deriva del latín halitus —soplo, exaltación, aliento— y del sufijo osis (condición patológica o anormal).
Para entendernos mejor: Alito es el mejor sinónimo de halitosis. ¿Y esto último qué es? Padecer halitosis significa tener un aliento de la rechingada.
La halitosis es algo que, en no pocos casos, constituye un obstáculo social, ya que nadie quiere estar cerca de una persona a la que le apesta la boca.
Se ha demostrado que la halitosis es la causa principal de rechazo a las relaciones íntimas en las parejas. Eso se sabe desde la Edad Media: en el país de Gales, por ejemplo, el mal aliento era una de tres causas de divorcio. Las otras, la lepra y la incapacidad de tener sexo. Lo leí en ABC, de España, y debe ser cierto.
Más asqueroso que las cucarachas
El hecho es que el mal aliento produce más asco que la caca, los pedos y las cucarachas. De ahí el rechazo a Alito Moreno, quien —lo aseguran sus biógrafos autorizados— tomó su alias de la expresión Halitosis.
Ya tenía demasiados olores asquerosos el PRI y entonces llegó Halitus y todo sea agravó.
¿Cómo se combate la halitosis? Con higiene dental, bebiendo mucha agua, dejando de consumir cebolla y ajo, utilizando un limpialenguas, mascando perejil, bebiendo tés de menta, comiendo manzanas, con pastillas de las que venden en las farmacias y, sobre todo, con un cambio en la dirigencia del PRI.
Claro está, con el último remedio debe tenerse cuidado, ya que así como nunca hay una sola cucaracha en la cocina, los Halitus abundan en el Revolucionario Institucional.
¿Existen priistas limpios para reemplazar a Alito Moreno? Alguno habrá, pero hallarlo es como el reto —prácticamente misión imposible— de encontrar la aguja en el pajar.